El Periódico Mediterráneo

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REPORTAJE

Tatuajes que hablan 'made in' Castellón

En el Día Internacional del tatuaje, tres estudios de Castellón repasan la historia y las tendencias del arte de hablar desde la piel

Ángel 'Búho'. ANDREU ESTEBAN

El corazón habla a través de la piel en Castellón. Y cada vez más. Raro es quien a sus 30 años no tiene más de un tatuaje en el cuerpo. ¿Qué se lleva para este verano? Los profesionales odian la palabra moda, pero es que justo ahora lo que más piden los clientes son los dibujos emocionales, con la familia como epicentro. Está en boga justo lo que más perdura y nunca cansa. Captar momentos, detalles y seres de la vida personal, que marcan, es lo que más se ve hoy en día. Y ya no solo personajes de ficción de series o cine, o los tribales de antaño. Un hijo que nace o una abuela que fallece se reflejan en diseños que van desde el más puro minimalismo de cifras y letras al realismo fotográfico, con composiciones que evocan singularidad y autenticidad. Dejan claro que priman higiene y seguridad, y el grueso está en contra de la anestesia completa --como se lleva en EEUU-- o de las tintas fluorescentes que brillan en la oscuridad.

Eagle Tattoo

Eagle Tattoo. Martín y Héctor ANDREU ESTEBAN

«Ahora, de cara al verano, baja algo el trabajo en zonas de costa. La gente ya está más por irse a la playa. La primavera, de abril a junio, es nuestra temporada alta. Durante el periodo de cicatrización, de dos a tres semanas, se aconseja no tomar baño en el mar o la piscina. Aún así, nos llegan encargos», cuenta Martín Moltó (40 años), tatuador desde el 2005 y al frente de Eagle Tattoo junto a su socio desde 2019, Héctor Fernández, y un equipo de seis: «Puedes elegir al artista que más se adapta a tu estilo: color, geométrico, etc.». «En la industria del tatuaje ahora es mucho más fácil acceder al material. A principios del 2000 era casi imposible conseguir agujas, a no ser que te las fabricases tú. Hoy en día hay un montón de proveedores. Cuando empecé no había libros donde referenciarte ni internet. Compraba revistas en cualquier quiosco y poco más, por ejemplo, para tatuar una pantera», rememora Martín.

Eagle Tattoo. ANDREU ESTEBAN

Eagle Tattoo.

Eagle Tattoo. mediterraneo

Eagle Tattoo.

Eagle Tattoo. Mediterráneo

Martín Moltó y Héctor Fernández son parte de un equipo de pluriestilos en el que cada uno está especializado: desde el minimalismo al realismo emocional.

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El perfil de quien se tatúa en Castellón en variopinto: desde los 15 a los 80 años. Y cada vez más joven. «Ya no hay estigmas. Los llevan médicos, abogados, etc. En ciertas generaciones lo raro es encontrar a alguien sin tatuar. El 80% de 18 a 30 años lleva al menos uno», cita. Lo que más se demanda, en su caso, son tatuajes pequeños, detalles, con línea fina. «Antes lo que más se hacía eran tribales. Ahora son los walking --entras y te lo puedes hacer sin boceto previo--. Son rápidos. Como el nombre de tu hijo recién nacido con la fecha y su peso, etc. O recordatorios de los abuelos, con su año de nacimiento. Y siempre en zonas visibles, en brazos o piernas», cuenta.

Eagle Tattoo.

Eagle Tattoo. MARTINEZ, NOELIA

¿Alguna vez les han llamado para tatuar en una boda o evento? «Nos lo han propuesto pero lo hemos rechazado. El tatuaje es algo más serio que todo eso y necesitas una zona higiénica y estéril, y tomar la decisión sin alcohol de por medio. En nuestro estudio ya antes del covid trabajábamos con cita previa. Y todo el material es desechable», cuenta. 

De Marcos Tattoo

Isra y Will, de Marcos Tattoo. Rikky Alves

Isra de Marcos (39 años) ha participado en convenciones en Milán, Florencia o Barcelona, donde obtuvo el tercer premio y comparte el oficio con su hermano Will. «En mi caso, empecé desde cero a tatuar hace seis años, tarde. Pero sabía de pintura, asistí a clases desde pequeño, como hobby. Trabajé en otras cosas hasta que me metí en el mundo del tattoo. Will hace trabajos más lineales, geométricos, mandalas,... y yo más realismo. Primero me pedían piezas pequeñas o escondidas, en el bíceps o un muslo. Ahora es junto lo contrario. La gente quiere que se le vea, hacerse el brazo entero, espaldas completas --ahora tengo en marcha una decena--. La espalda es lo más parecido a un cuadro, no un tatuaje suelto. Nuestros clientes buscan una armonía, que no sea un parche. Me dicen: ‘que sirva igual para ir al trabajo que a una boda’», señala Isra. ¿Algún tabú? «No me gustan cerca de la cara. Igual no soy un tatuador al uso y yo mismo no llevo muchos pero hay zonas que te pueden variar la personalidad al mirarte al espejo, como el rostro; y no es lo mismo llevarlo en un brazo, que es como si fuera una camiseta», aclara.

De Marcos Tattoo.

De Marcos Tattoo. Mediterráneo

Isra y Will de Marcos han tatuado a infinidad de famosos y reproducido fielmente series de culto como ‘Peaky Blinders'

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«La gente cada día quiere tatuarse más. Con 16 años ya tiene un proyecto de una serie o de su familia. O a los 65 se hace el nombre de su nieto. Un 70% del trabajo que hacemos son composiciones de temas familiares. Un cliente quiso homenajear a su abuela, que tenía un estanco en un pueblo de Castellón. Recordaba cómo al salir del cole hacía los deberes en la trastienda, mientras sus padres trabajaban. O un padre y su hijo, recordando su lugar de retiro estival: Heliópolis, en Benicàssim. Una serie vende mucho pero los tatuajes más familiares no te arrepientes jamás en la vida, seguro. Cuando hago un tattoo me gusta que cuando alguien se lo vea dentro de cinco años le transporte a ese recuerdo y le dé ese buen rollo o paz. No es solo estético», comparte. 

De Marcos Tattoo. Mediterráneo

De Marcos Tattoo.

De Marcos Tattoo. Mediterráneo

De Marcos Tattoo. Santi Cazorla. Mediterráneo

Con todo, en el top de peticiones igual figura la evocación de la infancia con Dragon Ball como la reciente serie Peaky Blinders de antisistemas de su época. «Recuerdo tatuar un brazo sobre los años 80: con Oliver y Benji, Son Goku, E.T., Terminator, el cubo de Rubik, una peonza...», indica. Recibe a dos clientes semanales, de media, de fuera de la provincia (desde Zaragoza, Madrid, Toledo, Guadalajara, Las Palmas o Bilbao a Francia, Suiza y Reino Unido). «Hemos tatuado a famosos como los televisivos Rafa Mora o Kiko Matamoros, jugadores como Vitolo (At. Madrid) Denis Suárez (Barcelona), Pablo Fornals (West Ham), Samu Castillejo (Milan), Sergi Darder (Español) o Santi Cazorla --que en noviembre viajó desde Qatar y repitió--», cuenta. 

Tattoo Classic Búho

Tattoo Classic Búho. ANDREU ESTEBAN

Ángel Granell (55 años), de Tattoo Classic Búho, es una leyenda. Hizo su primer tatuaje a los 13 años. «Entonces no había estudios ni máquinas ni catálogos. La gente de barrio usaba agujas de coser y hacía nombres, dos símbolos o unas letras. Luego llegaron las máquinas de fabricación casera. A los 19 tatué la espalda a un compañero de la mili. Antes se marcaba la piel y estaba mal visto ir tatuado; hoy en día, es una obra de arte y en la playa ves cómo todos llevan uno aunque sea pequeño. Las generaciones más antiguas lo veían como de mangantes, ahora la juventud ha nacido con ellos. Me vienen padres con hijos al estudio», relata.

Tattoo Classic Búho.

Tattoo Classic Búho. Mediterráneo

El legendario Búho, Ángel Granell, atesora una experiencia de más de 40 años a sus espaldas y es el que más sabe de la evolución de las técnicas.

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Tattoo Classic Búho. Mediterráneo

«Hay quien se tatúa por estética, un dibujo que le gusta, uno que se hace. Otros prefieren hechos significativos, como una fecha y un nombre, por ejemplo, para recordar a un perro que falleció. Hay quien quiere uno y no sabe qué y le orientas, preparas bocetos», cuenta.

Tattoo Classic Búho. Mediterráneo

Tattoo Classic Búho. Mediterráneo

«Una moda es pasajera y el tatuaje perdura. Por eso muchos con tribales de los años 90 ahora vienen a taparlo o reducirlo con láser», añade el Búho. «Yo no me identifico con un estilo. Los hago muy variados. Te puedo hacer una silla en realismo o en dibujo. Me solicitan mucho montajes con relojes, brújulas,...Ahora estoy preparando uno de calaveras. Los brazos es lo que más se tatúan», explica, y añade. «A mí el tatuaje me lo enseñó la calle y ahora vivo de ello. Me gustaría seguir hasta que me jubile». 

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