Christian Venge Balboa es uno de los ciclistas más laureados de la historia de españa, este castellonense de adopción cuenta nada más y nada menos que con 6 medallas olímpicas, conquistando la última de ellas en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

Christian es catalán, pero vive en Castelló desde 2015, y su historia se define a la perfección con la palabra 'superación'. Nació de forma prematura hace 49 años, y en su llegada al mundo se le detectó un déficit visual. Actualmente tan solo tiene un 20% de visión, un hándicap que le ha imposibilitado realizar algunas acciones tan importantes como conducir vehículos, pero que no le ha impedido desarrollar una exitosa carrera encima de la bicicleta.

Christian junto a su guía compitiendo al más alto nivel

"Dejé de competir en 2015, tras cosechar unos malos resultados pensé que era el momento de dejarlo, pero unos años después me volví a ver física y mentalmente preparado para luchar por una medalla, y con ese objetivo fui a Tokio 2020. Allí logré ganar mi sexta medalla, ahora ya tengo dos oros, dos platas y dos bronces en juegos paralímpicos, algo que me hace estar orgulloso de mi trayectoria" afirma orgulloso Christian.

En agosto, en Canadá, tendrá la oportunidad de seguir ampliando su palmarés, ya que se celebra el mundial paralímpico de ciclismo.

Ayudar, su otra gran pasión

Además de ser un gran ejemplo como deportista, también lo es como persona. Tiene una pasión por ayudar a los animales más desfavorecidos, un claro ejemplo de ello es su colaboración continua con la protectora castellonenses "Huellas Callejeras".

Christian suele trabajar junto a está dedicada asociación que cuida por el bienestar de los perros sin hogar, acude al refugio donde se encuentran los animales y les da el cariño que estos necesitan. Además, ha adoptado dos perros para darles el hogar que estos se merecen.

Max y Ronda, perros potencialmente cariñosos

El primero de ellos fue Max, un perro de raza denominado PPP (Perros potencialmente peligrosos), que justamente por dicha condición requiere que su dueño tenga unos certificados especiales, algo que hace más complicado si cabe sus opciones de encontrar un nuevo hogar.

Chrisitan junto a su perro adoptado

"Es el perro más obediente y cariñoso que he visto nunca, Max estuvo conmigo un año y medio, después falleció de forma casi repentina. Al parecer le entró en la sangre una bacteria y los veterinarios no pudieron hacer nada por él" nos cuenta aún con mucha pena Christian.

Tras pasar una desanimada época fruto del duelo que supone perder a un compañero tan fiel como es un perro, Christian demostró de nuevo ser un gran ejemplo como persona, y decidió adoptar a un segundo perro, en este caso fue Ronda, y al igual que Max su raza es PPP. Actualmente dueño y perra comparten una relación extraordinaria, Christian le ha proporcionado a Ronda el hogar y los cuidados que merecía y a cambio recibe diariamente el cariño incondicional del animal que está considerado el mejor amigo del hombre.

Ronda y Max han tenido la oportunidad de encontrar un hogar gracias a Christian