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ECONOMÍA

El comercio de Castellón cumplirá el plan de ahorro energético pero reclama ayudas

El sector comienza a contener la climatización y avisa del gasto que supondrá el cierre de puertas. Las tiendas creen que apagar las luces de los escaparates les restará ventas

Los locales tienen que tener el aire acondicionado a un límite de 27 grados. GABRIEL UTIEL

Los empresarios de Castellón cumplirán con el plan de ahorro energético que entra hoy en vigor y que obliga a limitar el aire acondicionado a 27 grados (25 en el caso de la hostelería), apagar las luces de los escaparates por las noches e instalar un sistema de cierre de puertas. Y, aunque de entrada todo el mundo comparte la necesidad de reducir el consumo energético, comerciantes y hosteleros critican la «improvisación y corto plazo de adaptación» de un Real Decreto que, además, implicará que muchos pequeños empresarios de la provincia tengan que rascarse el bolsillo. «Vamos a tener que hacer inversiones para instalar puertas automáticas y reclamamos ayuda económicas», coinciden empresarios de prácticamente todos los rincones de la provincia.

 Susana Ibáñez, presidenta de la Federación de Comercio de Burriana, asegura que «estos últimos días han sido de locura. Nos hemos tenido que adaptar muy deprisa a la nueva normativa y desde la Federación hemos intentado hablar con todos los asociados, algo complicado teniendo en cuenta que estamos en pleno agosto», dice la también gerente de una tienda de ropa infantil.

Aunque las nuevas medidas afectan a todo el sector comercial, desde una tienda de zapatos a una mercería o una carnicería, hay establecimientos donde los cambios van a ser mayores. «No es lo mismo un local de tejidos que un establecimiento de ropa, donde el cliente tiene que probársela y necesita que no haga calor», apunta Ibáñez, quien lamenta que el plan no ha tenido en cuenta esas peculiaridades.

Ayudas como en industria

Quien también lamenta tanto las formas como el fondo es Rafael Torres, presidente de Confecomerç-CV y de la Confederación Española de Comercio. «El real decreto contempla medidas que obligan a gastos extraordinarios para el comercio en plazo muy reducido. Esto supone un alto coste, para el que de momento no se ha planteado un plan de apoyo como sí se ha hecho en la industria», matiza. 

Para buena parte de los pequeños empresarios el plan de ahorro energético supondrá un gasto extra y, además, muchas voces en el sector creen que les restará ventas. «Los viandantes por la noche no van a poder ver los escaparates y eso nos acabará perjudicando», añade Susana Ibáñez.

El polémico Real Decreto entra en vigor este miércoles pero hay centros comerciales como Salera que llevan trabajando en él desde principios de semana. «Hemos subido la temperatura, aunque tener los mismo grados en todo el centro es complicado», reconoce Juan José Vélez, subdirector del centro comercial. 

El mayor cambio para el cliente llegará a partir de esta noche, cuando las luminarias del exterior permanecerán apagadas. «En las galerías donde se ubican los restaurantes, el gimnasio o los cines se bajará la potencia de la luz, pero mientras haya gente no se apagarán», describe Vélez. 

Quienes también están inmersos en un mar de dudas son los empresarios de la hosletería y el turismo. Asociaciones como Hosbec critican que las medidas de ahorro energético generan «dudas» dentro del sector, así como titulares en la prensa extranjera que han provocado «daño» a la imagen de España y la Comunitat Valenciana como destino. Por ello, echan en falta una regulación mucho «más detallada».

Pese a las críticas, el sector espera que la afectación en restaurantes y hoteles sea más bien escasa. Francisco Ribera, presidente de Agretur, la asociación empresarial de Peñíscola, destaca que las habitaciones de los huéspedes no están incluidas en la limitación y se congratula de que en las zonas de cafetería o bares la temperatura está matizada y en lugar de aplicarse el límite de los 27 grados, se aplica un límite de 25. «Al final, el Gobierno ha dado su brazo a torcer y ha entendido que se podía bajar dos grados el umbral de frío y los 25 grados entendemos que es una temperatura razonable», defiende el también gerente del Gran Hotel Peñíscola.  

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