El cámping Los Cloticos de Bejís está tal y como lo dejaron sus huéspedes cuando se vieron obligados a abandonarlo a toda prisa al notificarse la cercanía de las llamas a sus instalaciones. Sobre las mesas de plástico todavía están los platos de la comida y de los árboles todavía cuelgan los bañadores de los niños.
«El cámping se ha salvado gracias a la prevención», asegura Yolanda Adrián, responsable de este idílico lugar, del que tuvieron que salir corriendo familias enteras, «clientes de toda la vida». «Siempre procuramos que el perímetro del cámping esté muy limpio, algo que no ha pasado con el monte», lamenta. El lugar lleva casi 30 años abierto al público. Fue el destino elegido por Francisco Moreno, un vecino de Murcia, que se vio sorprendido por el incendio con su caravana en Los Cloticos. «Hemos estado esperando en Segorbe para volver a por nuestras cosas», explica a este periódico junto a una ninfa en una pajarera.
La suya es una de tantas historias que podrían contarse después de cinco días de muchos nervios e incluso miedo, por la gran incertidumbre que generaban las noticias que llegaban sobre el avance de las llamas.
Los helicópteros siguen recogiendo agua de una poza cercana para refrescar la zona. «El verano ya ha acabado», lamenta la propietaria del cámping.
