Los vecinos de los pueblos más afectados por el incendio de Bejís mostraban sentimientos encontrados en el regreso a sus hogares durante el fin de semana. Por un lado, alivio al comprobar que, salvo contadas excepciones, sus casas se habían salvado de las llamas. Y por otro, la enorme tristeza que les provocaba comprobar los efectos del fuego en el entorno natural que rodea las poblaciones de Bejís, Torás, Sacañet y Teresa.

Unas sensaciones más que comprensibles en estas poblaciones, que comparadas con sus panorámicas anteriores dan buena muestra del impacto del fuego. Lo que en su día era verde, hoy es negro. «Bejís era conocido por su naturaleza. Es desgarrador verlo así», comentaba una vecina tras volver a su casa de Bejís el sábado y comprobar la destrucción que causó el incendio.

El antes y el después de Bejís, Sacañet y Teresa

Otro habitante de Teresa expresaba sus dudas sobre el futuro económico de la comarca, anteriormente punto de encuentro de moteros, ciclistas y senderistas. «Ahora no sé qué va a pasar». El daño en el interior de las poblaciones, sin embargo, ha sido limitado.

El antes y el después de Torás

La peor parte se la han llevado los cultivos agrícolas y explotaciones ganaderas. Aun así, viendo la virulencia del fuego cuando se les evacuó, algunos todavía dan por bueno el balance final. Es el caso del ganadero de la localidad de Torás Manolo Martí, que ayer aseguraba a Europa Press que «lo daba todo por perdido» pero que «al final, la gran parte de los animales estaba bien».