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LLAMAMIENTO PARA AYUDAR

Solidaridad para salvar la fauna silvestre del Alto Palancia

Los cazadores de la comarca se movilizan y distribuyen agua y comida por el monte porque se han avistado en la zona corzos, jabalís y cabras que no tienen nada que comer y beber

Borja Arnau, presidente de la sociedad de cazadores de Teresa, lleva comida al monte para que los animales tengan con qué alimentarse.

A la vista de las imágenes parece imposible, pero en las zonas devastadas por el fuego del Alto Palancia la vida quiere abrirse paso. Vecinos de la zona han avistado en los montes calcinados ejemplares de corzo, jabalí o cabra montesa que no huyeron y sobrevivieron al incendio de Bejís. Unos animales que, pese a haber resistido ante el fuego, se enfrentan a un gran reto: sobrevivir sin tener nada que comer y beber. Ante esta amenaza, los cazadores se han lanzado al monte y han empezado a proveerles de alimentación porque, como defienden, nadie tiene que explicarles «la importancia de preservar el equilibrio natural».

Borja Arnau es el presidente de la sociedad de cazadores de Teresa. Asegura que «desde el minuto uno» han salido a sus montañas para llenar de agua «todos los charcos que hemos encontrado» y repartir cereales por las zonas donde pueden estar las especies supervivientes. «Si no lo hacemos, el que haya quedado o se irá, o se morirá de sed y hambre», afirma.

El grano que están repartiendo «lo estamos pagando de nuestro bolsillo» porque, como lamenta, «nadie más ha hecho nada».

Los cazadores de los municipios del Alto Palancia están llevando comida a las zonas quemadas para asistir a la fauna superviviente.

Pablo Gil, presidente de la sociedad de cazadores de Bejís, y Teresa, una vecina del municipio, también han impulsado una iniciativa similar por el mismo motivo. Están subiendo al monte comederos y bebederos, porque «los animales no pueden esperar ni un día, ni dos. Lo necesitan ya».

Donaciones

Han puesto en marcha una iniciativa solidaria para que, las personas que quieran y puedan, contribuyan en la misión de adquirir alimento, «porque hay mucha gente que quiere hacer algo y no sabe cómo». En Riegos Uñoz (Segorbe) y en Piensos Benesa (Viver), recogen las donaciones, tanto de personas que van a las tiendas como de quien, desde la distancia, quiere ayudar económicamente, para lo que han habilitado un número de cuenta.

Felipe Velázquez, de Riegos Uñoz, hace acopio de las donaciones que han empezado a hacerse.

Explica Felipe Velázquez, gerente de Riegos Uñoz, que «lo están haciendo todo los cazadores». Tiene la necesidad de incidir en ese extremo porque siente que, en la actualidad, es un sector muy atacado y denostado «por un ecologismo de ciudad» que, cuando de verdad hace falta actuar «no vienen a ayudar» y la fauna silvestre no tiene margen de espera. Destaca, por ejemplo, que la sociedad de cazadores de Soneja «ha aportado 200 euros» para la compra de alimentación.

«Que nos dejen sembrar»

Tanto Borja Arnau como Pablo Gil no solo reprochan la falta de interés «real» por los animales que vivían en los montes ahora devastados. También tienen una reivindicación. Arnau pide a las autoridades competentes que «nos dejen sembrar» y cuanto antes. Por el momento, a título personal, ya lo está haciendo. Ha perdido más de 1.000 almendros y en ese terreno chamuscado que antes era fuente de riqueza, ha empezado a plantar trigo, alfalfa, avena... Porque, como incide, los animales «necesitan comida duradera y en abundancia», el grano que les están aportando ahora solo es una solución de emergencia.

Tampoco hay agua «y la ceniza mezclada con la lluvia se convierte en una pasta tóxica. Subimos todos los días a limpiar y llenar los bebederos», dice Gil. En juego está la vida silvestre de la comarca.  

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