El fenómeno de la okupación, que se ha duplicado en los últimos tres meses en Castellón, como publicó ayer este diario, no escapa a las urbanizaciones de alto standing. Una red opera en el PAU Lledó de Castelló y, según ha podido saber Mediterráneo, invade chalets vacíos para alquilarlos o venderlos a otros okupas por cantidades que oscilan entre los 600 y los 3.000 euros. Algunos de los integrantes de la banda tienen, al parecer, antecedentes y se dedican a controlar las casas vacías de la zona para instalarse ilegalmente en ellas, siendo la mayoría propiedad de entidades bancarias, aunque también se han dado casos en inmuebles de particulares. 

Miembros de la red peinan de madrugada las calles en patinete en busca de nuevos objetivos inmobiliarios, según han explicado algunos residentes a este diario.

Esta situación ha provocado un creciente malestar y preocupación entre los vecinos, que lamentan el clima de «inseguridad» que han llevado los okupas a un barrio tradicionalmente asociado a un alto poder adquisitivo --tanto es así que en la época del boom inmobiliario previo a la crisis económica se conocía a este zona como el todo a 100 por la cantidad de millones de pesetas que llegaban a costar algunas de las viviendas--.

Ruidos y amenazas

Según apuntan las mismas fuentes algunos de los okupas generan, además, ruidos nocturnos y amenazan a los legítimos propietarios de viviendas en Lledó, hecho que ha despertado numerosas quejas.

Los vecinos, hartos de la okupación de viviendas, han llegado a frustrar en las últimas semanas varias incursiones en chalets, dando rápido aviso tanto a la Policía Local, como a la Nacional.

Colaboración ciudadana

Según ha podido conocer este diario de fuentes solventes, el presunto líder de la organización viviría en una casa de la calle Manuel Rozalén, con un gran trasiego de personas; mientras que en Francesc Vidal Barraquer habría otro grupo de okupas de larga duración que, al parecer, no pertenecen a la organización.  

Asimismo, en la calle Calderón de la Barca unos okupas entraron en un chalet, cuyo vecino resultó ser familiar de los propietarios. Finalmente, se logró la marcha de los usurpadores del inmueble.

En las últimos días se ha producido también otro intento de okupación en un ático de la avenida Barcelona, donde unos ruidos alertaron a los vecinos y los intrusos salieron huyendo. Gracias a la colaboración ciudadana, la Policía Local y Nacional interceptaron a los autores.

Los problemas de convivencia social generados por la okupación de viviendas afectan también a otras zonas de la ciudad como el Raval Universitari, el paseo Morella o la calle Dean Martí, cuyos residentes han denunciado a este periódico de forma recurrente ruidos, suciedad, daños en zonas comunes y amenazas. Asimismo, este diario viene informando en las últimas jornadas acerca del caso vivido en la playa de Nules, donde se ha tomado ilegalmente una finca de primera línea.