María Dolores Guillamón, III Premio Mujeres del Mediterráneo, desnudó su alma este jueves en Castellón en una emotiva intervención, no exenta de toques humor, en la que hizo un repaso a su trayectoria como empresaria y como mujer. Subió al atril con la cabeza muy alta por todo lo logrado, pero sobre todo con la humildad de ser una más de esas trabajadoras que han hecho de la labor en casa y fuera de ella su modo de vida.

Trayectoria

Tal y como explicó, ella empezó siendo empresaria por obligación, pero con el paso del tiempo le gustó la cosa, el gusanillo empresarial le fue envenenando y aún ahora sigue pensando en nuevos proyectos y de qué forma materializarlos.

«Tuve la desgracia de perder a mi padre siendo muy joven; además de la irreparable pérdida, hubo de coger las riendas de los negocios familiares», principalmente, de hostelería y restauración y promoción y construcción, reflejó. 

Al principio, pensó «si un hombre puede, una mujer también», explica. Inexperta, pero atrevida, a base de valentía, amor propio, tesón, orgullo, mucho esfuerzo y trabajo duro, poco a poco las piezas del puzle fueron encajando y logró sacar adelante los proyectos. 

En este punto, destacó «la importancia de no fallar a los compromisos adquiridos y ganar la credibilidad de una mujer frente a un mundo de hombres». 

«Por eso y por otros motivos --dijo-- me rebelo a las cuotas del feminismo y digo no a las cremalleras y al 50%. Tenemos claro, al menos yo, que los hombres y las mujeres somos ese complemento necesario. Es cierto que las mujeres lo tenemos muchísimo más difícil, pero para demostrarlo también. Sin embargo, os aseguro que cuando se demuestra formamos ese tándem perfecto», expresó.

Quiso dejar claro que el mérito no ha sido solo suyo, pues «sin la ayuda del tío Luis y mi marido no hubiese sido posible».

Orgullosa, espera estar a la altura

Guillamón resaltó su orgullo por este reconocimiento y esperó estar a la altura siempre. «Como empresaria, como miembro de las instituciones con las que colaboro y a las que represento, como ciudadana que siente Castellón y su provincia como suyas. Y sobre todo, confío en no defraudar como mujer y ser humano, y así quiero que me recuerden», expuso. 

Hizo extensible este reconocimiento a todas las mujeres de la tierra que se abren paso frente a la adversidad, con la cabeza bien alta por todo lo conseguido. «Gracias por vuestra atención, por hacerme sentir tan querida en esta mi tierra Castellón, a la que yo amo tanto», concluyó la empresaria. 

Mencionó que el déficit de mujeres en puestos de liderazgo aun hoy es un hecho, pero se mostró convencida de que se va a superar.

Agradeció al Banco Sabadell y a Mediterráneo, el reconocimiento, por lo que supone para ensalzar el papel de la mujer en la sociedad que no puede concebirse sin ese protagonismo femenino clave para entender lo que somos. «Reconocer la figura femenina es indispensable en ese camino de la igualdad», apostilló. 

En sus agradecimientos, destacó, en especial, a su compañero de viaje, Matías (que siempre la apoyó en todo); hijos, Zayda y Omar (porque muchas veces no han tenido a su madre y jamás ha recibido un solo reproche por su parte). Y, sobre todo, a su progenitora. «La medalla de oro y brillantes se la lleva mi madre porque ella ha ejercido de madre de mis hijos y una excelente abuela», aseveró.