El Periódico Mediterráneo

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El alquiler de los locales comerciales no sube en Castellón por la crisis del comercio

La renegociación de los contratos por la escalada de precios apenas se plantea en este sector

Imagen de una de las calles del centro de Castelló con mayor densidad comercial DAVID GARCIA FERNANDEZ

La crisis estructural que padece el comercio tradicional, agudizada por la escalada de costes de todo tipo que sacude al conjunto de la economía castellonense, ha disuadido, al menos por el momento, a los propietarios de locales comerciales de la provincia de cualquier intento de renegociar los contratos para actualizar los alquileres de acuerdo con la galopante evolución de la inflación, que continúa en escalada libre y volvió a batir su récord en la provincia al alcanzar la cifra del 12%.

El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), Francisco Nomdedeu, explicó a Mediterráneo que «el mercado de los locales comerciales está parado en Castellón, al margen de aquellos casos puntuales en los que se habían rebajado los precios, o se habían suspendido incluso los pagos, durante la pandemia, en aquellos sectores no esenciales, que cerraron por obligación».

Este segmento del mercado inmobiliario «no funciona como tendría que funcionar, por diversas razonas», indicó Nomdedeu, quien destacó que «muchos de los que abren una tienda, cierran enseguida», para añadir que «hay una demanda tímida y débil». 

El resultado es que, al contrario de lo que ocurre en otras ciudades de la Comunitat Valenciana, como es el caso de muchos puntos de València o Alicante, en Castellón «la inflación no afecta a los precios de los arrendamientos de los locales comerciales, tanto en la capital, como en el resto de la provincia, donde la situación es igual o peor, debido a los efectos de la proliferación de las grandes superficies y la venta on line», sentenció el presidente de los API castelllonenses.

La demanda

En cuanto a las características de esa demanda débil, Francisco Nomdedeu matiza que, pese a todo, las ganas de emprender para dar salida a situaciones personales de falta de recursos están ahí y enseñan locales para distintas actividades, desde peluquería hasta tiendas de equipamiento personal, pasando por bares o bocaterías. El problema radica en la mencionada y rápida mortalidad de los nuevos negocios.

De hecho, los datos que proporciona el Ministerio de Seguridad Social ratifican una realidad visible en las calles más céntricas de Castelló, Burriana, Vila-real o Vinaròs. La provincia cerró en el último ejercicio económico con un total de 6.267 autónomos del sector del comercio minorista, un 1,5% menos que en diciembre del 2020, cuando los profesionales que se dedicaban por cuenta propia a esta actividad eran 6.384. 

Es un porcentaje que parece pequeño, pero lo cierto es que supone un peldaño de una larga escalera hacia el adelgazamiento del tejido comercial de la provincia. De hecho, si se comparan estos números con los de hace ahora once años, el recorte aún es más grande: desde el 2010 han bajado la persiana 1.014 autónomos del sector, cifra que no ha podido ser compensada por las aperturas, ya que una década después hay 500 establecimientos menos en el comercio tradicional en Castellón.

La actual coyuntura de escalada de los costes energéticos y de una inflación que afecta de forma transversal a la práctica totalidad de los servicios y materias primas no hace sino agravar la situación. Tal vez la única excepción a la subida de precios es, por pura incapacidad del sector para asumirla, la de los arrendamientos de los locales comerciales.

La vivienda, otro mundo

Un caso diametralmente opuesto al de los locales comerciales en lo que se refiere al impacto de la inflación es el de la vivienda en alquiler, otro de los grandes campos de la actividad inmobiliaria, junto con la compraventa. De hecho, el auge de la demanda, sumado a una oferta limitada está elevando de forma notable la renta que cobran los propietarios de pisos para arrendar. No solo para nuevos contratos, sino que, dada la evolución del IPC durante este año, se ha puesto en marcha un proceso de renegociación para tratar de elevar las cuotas mensuales ya pactadas en función del incremento del coste de la vida.

Un botón de muestra es que, como publicó Mediterráneo, los precios de los alquileres de vivienda alcanzaron su récord en agosto en la capital, hasta llegar a los 6,8 euros por metro cuadrado. 

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