La campaña citrícola comenzó de forma oficial el 1 de septiembre, pero será en las próximas semanas cuando la actividad llegará a su velocidad de crucero. A pesar de las continuas incertidumbres que rodean al sector primario, incrementadas por la actual situación económica, hay empresas que mantienen su apuesta para ganar eficiencia y aumentar capacidad. El grupo Tomega, con sede en la Vall, ha llevado a cabo una fuerte inversión en su filial Dracma. Con origen en la localidad valenciana de Benavites, se traslada a una nave de Xilxes de 11.000 metros cuadrados dotada de la última tecnología, además de 1.000 metros de oficinas. La inversión total asciende a 8 millones de euros.
Desde la empresa, Juan Mechó señala que el proyecto «comenzó en mayo del pasado año con la compra de la nave de Xilxes, en la que se ha hecho un importante acondicionamiento y se ha instalado maquinaria de vanguardia». De esta manera, Dracma espera en los próximos años «duplicar la producción, que en la nave de Benavites tenía un tope de entre ocho y diez millones de kilos». La previsión es que el incremento en esta campaña ronde el 30% para llegar a su plena operatividad en un máximo de cuatro años.
Automatización
Una de las grandes innovaciones está en las máquinas calibradoras, que permiten hacer este proceso de forma automática y eso «nos aporta una eficiencia de costes». Con equipamientos como este y la labor de cerca de 100 trabajadores «podemos llenar un camión por hora». El próximo lunes empieza la actividad en las instalaciones, «y si la calidad de la fruta es buena se podrá trabajar a máxima capacidad desde la segunda mitad de noviembre», apunta Juan Mechó. Tanto los calibradores como máquinas de mallado automáticas son parte de un plan «en el que hemos adecuado la nave para todas las necesidades actuales», añade.
La empresa está centrada en la comercialización de clementinas, que es la variedad más presente en los campos de cítricos de la Plana. Con la nueva etapa de Dracma, Mechó incide en que a partir de ahora «tendremos una mayor flexibilidad a la hora de asumir pedidos, especialmente en los momentos de mayor demanda», que suele coincidir entre los meses de noviembre y diciembre.
Previsiones
En cuanto a las expectativas para la presente campaña, en la que el aforo de la Conselleria de Agricultura prevé un ligero aumento de la producción respecto a una temporada pasada marcada por la escasa recolección, Mechó cree que el número de kilos comercializados «será muy similar, aunque todo dependerá del tiempo». Pese a la sequía ocurrida en este verano, «el calibre es aceptable». En la parte positiva está el menor impacto de la plaga del cotonet, que en los últimos años ha causado estragos, aunque la principal preocupación «ha sido la araña roja». Sobre los precios, «todos estamos mentalizados en que hay que pagar más a los productores por la gran subida de los costes, y el mercado de momento lo asume», concluye.
Una empresa de carácter familiar con 35 años de trayectoria
El grupo Tomega es el resultado de la iniciativa del fundador, Juan Bautista Mechó, con una andadura que arrancó en 1987. «Ahora somos la segunda generación que lleva la empresa, de la mano de sus hijos, que somos Clara, María José y yo», comenta Juan. Además de Tomega y Dracma, la tercera pata es Palau Citrus, en la Vall. «Entre las tres empresas hay unos 650 trabajadores, de los que buena parte son encajadoras que realizan su actividad en nuestras naves», destaca. Con la apuesta de Dracma y su nuevo almacén de Xilxes se aseguran la posibilidad de crecer, al disponer de una parcela total de 27.000 metros cuadrados.
