La afluencia de turistas a los destinos turísticos de Castellón durante el verano del 2022 ha sido inferior a la registrada en la campaña del 2019, antes de la pandemia, aunque hay aspectos positivos. Uno de ellos es el protagonizado por los visitantes extranjeros, que han ido a más. Si en los meses de julio y agosto precovid se contabilizaron 96.994 personas venidas desde fuera de España, en el mismo periodo del presente año se han contabilizado 104.223. Esto supone un incremento del 7,45%.
Así se desprende de las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a las principales modalidades de alojamiento turístico: hoteles, apartamentos, cámpings y casas rurales. El avance es más relevante si se compara con los turistas nacionales. De los 519.699 del 2019 se ha pasado a 509.679. Supone un ligero retroceso del 2%, que fue más acentuado en los hoteles, al bajar más del 10%.
En cuanto a los lugares de procedencia de los turistas foráneos, el vicepresidente ejecutivo de la patronal provincial Ashotur, Luis Martí, señala que el principal mercado es el francés. «Les siguen los Países Bajos y Portugal, y luego Italia y Alemania», detalla. Martí hace referencia al papel que empieza a tener el aeropuerto de Castellón como foco de atracción de visitantes extranjeros, aunque advierte de que en comparación con el movimiento del mercado nacional, el volumen de este segmento es muy escaso. Este verano hubo 3,2 millones de pernoctaciones, de los que apenas 500.000 son de gente de fuera de España.
Es por ello que el representante de Ashotur advierte de que la internacionalización del turismo es una asignatura pendiente, «al igual que la desestacionalización». Dos males que impiden romper la barrera de las 19.000 plazas hoteleras en la provincia. «La ciudad de València tiene las mismas que todo Castellón, y hay que crecer, porque de lo contrario no podremos entrar en determinadas ligas» dentro del turismo.
Modalidad
El cámping es la modalidad que tiene un mayor porcentaje de extranjeros. Durante los inviernos reciben a gente del norte de Europa que pasan largas estancias, y que este invierno formarán parte del turismo energético, huyendo de los elevados costes de la calefacción en sus países.
