La Comisión Europea (CE) está a punto de dar un nuevo bofetón al sector citrícola de Castellón. El organismo con sede en Bruselas ha presentado una propuesta de reglamento sobre uso sostenible de productos fitosanitarios que, en la práctica, supone prohibir todos los pesticidas que se utilizan para combatir plagas como el cotonet o la araña roja y que tantas pérdidas están ocasionando al sector. Los productores aseguran que si sale adelante la medida, el impacto en cultivos como la naranja será «enorme» y reclaman al Ministerio de Agricultura que presione para que Europa recule.
Si primero fue la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) quien avisó de que el nuevo reglamento multiplicará el abandono de campos, ahora es el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), la patronal que agrupa a los grandes exportadores españoles y que también explotan miles de hectáreas de naranjas y mandarinas, quien pone el grito en el cielo. «El impacto sería enorme e inasumible porque en poco tiempo las plagas se descontrolarían y tales restricciones degenerarían en un abandono de campos masivo, especialmente en la Comunitat, ya que la práctica totalidad del área citrícola quedaría afectada por dicha prohibición», asegura su presidenta, Inmaculada Sanfeliu.
La propuesta de la CE modifica la actual directiva europea (la más restrictiva del mundo) e incluye varias novedades. La primera es que transforma la normativa vigente en un reglamento, lo que significa que es directamente aplicable en todo el territorio comunitario, sin trasposición a nivel nacional. La segunda es que propone que en las llamadas zonas sensibles (espacios verdes abiertos al público) y las situadas cerca de aguas superficiales (el 80% de la fincas agrícolas de Castellón y prácticamente todas las de naranjas y mandarinas) quede prohibido aplicar productos fitosanitarios. «Si sale adelante la iniciativa, la merma en la producción será extremadamente grave en el caso de la Comunitat y muy considerable en otras zonas productoras como Almería, Huelva, Murcia y el sur de Tarragona», insiste Sanfeliu.
El veto a cualquier tipo de pesticida implicaría que los agricultores tendrían que luchar contra las plagas solo con tratamientos biológicos, es decir, usando únicamente organismos vivos para disminuir la densidad de población o el impacto de la plaga, tal y como ya se hace, aunque de forma parcial con el cotonet, donde se combina la suelta de depredadores con la utilización de plaguicidas. «El Comité de Gestión no se opone a seguir dando pasos en favor de una producción citrícola cada vez más sostenible, pero para seguir avanzando en esta dirección, reclamamos que antes se tiene que garantizar al sector que las alternativas biológicas a los insecticidas, herbicidas o fungicidas convencionales, sean eficaces y que los procesos para disponer de estas herramientas se agilicen», argumenta la presidenta de la patronal de los exportadores.
Naranja foránea con pesticidas
Los productores ven un «despropósito» el planteamiento de Bruselas y, para colmo, la propuesta de reglamento solo afecta a los cultivos europeos, con lo que la naranja que llega de países como Sudáfrica, Argentina o Israel sí podrá ser tratada con fitosanitarios. «Es imprescindible que cualquier cambio en esta materia debe de simultanearse con medidas que garanticen el cumplimiento del principio de reciprocidad, esto es, que la producción europea pueda concurrir al mercado comunitario y competir con las mismas condiciones que la importada desde países terceros», añade Sanfeliu. Y eso pasa, además de por aumentar los controles de la fruta que llega de fuera, por incorporar las llamadas cláusulas espejo.
El Ministerio de Agricultura apoya al sector
La CE ha lanzado su propuesta y ahora la pelota está en el tejado del Ministerio de Agricultura. Y al departamento que dirige Luis Planas los cambios que podría llegar tampoco gustan. «La prohibición no es realista ni aceptable», aseguró hace tan solo unos días Valentín Almansa, director general de la Producción Agraria del Ministerio.
En una conferencia en la Feria Fruit Attraction, Almansa reconoció que el reglamento «va a cambiar la forma en la que producir. Hay que estar en el debate y nosotros, como Administración, lo estamos».
