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GANADERÍA

La Generalitat da el 'ok' a dos macrogranjas en Castellón

Aprueban la declaración de impacto ambiental a instalaciones de les Useres y Segorbe

Imagen de archivo de una explotación porcina.

Mientras la ganadería atraviesa una delicada situación, como consecuencia de los elevados costes de producción y la reducción de márgenes de beneficio, la administración avanza en la concesión de permisos. La Generalitat, a través de la dirección general de Calidad y Educación Ambiental, ha concedido la declaración de impacto ambiental positiva para que la provincia cuente con dos nuevas granjas de grandes dimensiones, algo que exige tener aprobado este trámite.

El primero de los proyectos corresponde a una granja de porcino localizada en les Useres. La instalación tiene permiso para una capacidad de hasta 2.499 plazas de cebo, con una superficie total de 22.502 metros cuadrados, repartidos en dos naves. El sistema de explotación permite realizar aproximadamente 2,5 ciclos de engorde anuales, por lo que, según consta en la autorización, «la producción máxima anual será de 6.247 animales».

Para superar este trámite, el proyecto presentado ante la administración autonómica ha superado las diferentes fases y cumple con la normativa vigente en materia de residuos y espacio en el que ubicar a los animales.

El otro permiso otorgado corresponde a la ampliación de una granja avícola de Segorbe. Hasta ahora contaba con dos naves, con una capacidad actual de explotación de 70.000 plazas de pollos de engorde. El proyecto pretende crear dos naves nuevas, para alcanzar una capacidad máxima de 118.600 plazas. Además de los diferentes requerimientos para este tipo de infraestructuras, en este caso se cuenta con un informe relativo al impacto al Parque Natural de la Sierra Calderona, ya que hay una afectación del plan de ordenación de recursos naturales de esta zona (PORN). El permiso se ha otorgado ya que esta actividad, en la ubicación en la que se halla, resulta compatible.

Burocracia

El alcalde de les Useres, Jaime Martínez, valora la capacidad de inversión de la nueva granja, aunque a la vez incide en lo largos que son los procesos administrativos para estos casos. «Tanto, que en algunas ocasiones hay promotores que acaban renunciando». En el caso de la granja de cerdos, el proyecto se presentó hace cuatro años. «Los expedientes son muy largos, y dentro de cada permiso hay muchos condicionantes», explica, por lo que reclama una mayor agilidad.

Las granjas de animales, sobre todo aquellas de gran tamaño, son objeto de un debate ciudadano, que hace unos meses alcanzó su punto máximo a raíz de unas declaraciones del ministro de consumo, Alberto Garzón, en la que transmitía dudas sobre la sostenibilidad de estas prácticas. Los ecos de la controversia también llegó a Castellón, donde la ganadería forma parte de las actividades tradicionales en el interior, y su falta de continuidad supone un peligro para la despoblación. Según datos de la Unió, en la provincia hay aproximadamente unas 1.500 explotaciones de este tipo, de las que menos del 10% pueden considerarse como macrogranjas.

Más allá del debate suscitado, el principal peligro para el sector tiene que ver con la falta de continuidad, ya que no es fácil encontrar relevo para un ganadero que se retira por jubilación.

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