Entre las intervenciones más peligrosas y más al límite en las que participaron Bombers de Diputació el sábado estuvo el rescate de un hombre que se había quedado atrapado junto a su perro en una furgoneta en plena rambla Cervera de Benicarló. A lo ya contado, hay que añadir lo que podría considerarse el relato de una historia milagrosa.

Hasta ahora se sabía que el rescate se produjo segundos antes de que la riada arrastrara la furgoneta que en la mañana del domingo, cuando la situación ha vuelto a la normalidad, ha aparecido en el barranco completamente destrozada. Pero Mediterráneo ha tenido acceso a las imágenes del momento preciso en el que el vehículo se hunde a merced de la potencia del agua, con el perro dentro.

Que propietario y perro pudieran reunirse tras el complicado rescate es la historia milagrosa de la DANA. BOMBERS DE CASTELLÓ

El desenlace feliz con el rescate de dueño y mascota es real, como se puede comprobar en las fotografías difundidas por Bombers de Diputació una vez superado el trágico trance, aunque faltaba por conocer uno de los capítulos, el que habla de instinto de supervivencia, el de un animal que quiso ponerse a salvo. Con todo, han advertido en sus redes sociales de la alta peligrosidad de cruzar el río tras fuertes lluvias como las vividas en las últimas jornadas.

No pudieron sacarlo

Tal y como se puede ver en el vídeo, el perro se quedó en el asiento del copiloto después de que los bomberos pusieran a salvo a su propietario. El por qué de que no pudieran sacarlo tiene que ver con el miedo de la mascota, que no quería salir. La situación era de un peligro extremo y nada se pudo hacer por evitar lo que parecía un desastre: el torrente arrastró el vehículo y llegó a hundirlo en varias ocasiones con el animal en su interior.

Lo que no se ve en las imágenes es que, en un momento dado, pocos minutos después, la furgoneta se quedó encallada entre unas rocas en plena rambla. Ante la sorpresa de todos, el perro apareció nadando hacia los equipos de rescate. Fue así como se puso a salvo y pudo escribirse el final feliz contado ayer.

Cierto es que el desenlace podría haber sido muy triste, a tenor de lo visto por los testigos desde la impotencia de no poder hacer más, pero no sucedió, y los presentes asistieron a uno de esos milagros que, como tales, tienen una difícil explicación, o tal vez sí, la fortaleza, el instinto de supervivencia del perro y la suerte, se confabularon para cambiar el destino que parecía escrito.