El nuevo Plan General de Castelló se presenta, entre otros aspectos, como una oportunidad para reactivar el sector rural, recuperar el cinturón verde y frenar unas expectativas urbanísticas del anterior Plan que provocó el abandono de un 40% de campos. Por primera vez, el planeamiento recoge un prisma ecológico y ambiental y protege una zona con alta capacidad agraria con el objetivo de mejorar las condiciones de la actividad primaria, y propiciar una nueva barrera verde para hacer frente a las consecuencias en la ciudad del cambio climático. 

Con estos objetivos, el planeamiento clasifica 2.000 hectáreas como suelo rural protegido, en zonas del término municipal como l’Horta de Plana, Ramal-Riu Sec, Almalafa- la Fileta y la Marjaleria, destacando su alta capacidad agrícola y la importancia de preservar sus recursos hídricos.

También contempla figuras de zonificación y el desarrollo de programas de paisaje para posibilitar la transformación de la actividad agroalimentaria con formas de producción agroecológica y con canales cortos de comercialización. De hecho, el plan contempla la puesta en valor de las funciones ambientales, territoriales, paisajísticas, económicas y culturales que desempeña el suelo rural. 

Crecimiento racional

«El nuevo Plan General de Castelló prevé un crecimiento sostenible y racional, que cuida del entorno, triplica el suelo protegido y amplía las zonas verdes y los parques públicos», resalta al respecto la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco. «Es un planeamiento que acaba con un modelo urbanístico depredador y que diseña una ciudad verde y compacta, que racionaliza el uso del territorio y de los recursos», añade. «Seguimos apostando por un modelo de ciudad sostenible, que protege a la agricultura».

Según el estudio encargado por la Concejalía de Transición Ecológica, 3.000 hectáreas del término están degradadas frente a 2.583 cultivables. La zona Este concentra el 43% de las abandonadas de Castelló tras las expectativas urbanísticas generadas y la crisis agrícola. E Plan General se presenta como una herramienta para virar esta situación.

El concejal de Transición Ecológica, Fernando Navarro, destaca que «el planeamiento persigue el objetivo de acabar con la especulación en la zona y revertir la situación de abandono del suelo fértil, dignificar nuestro sector primario y propiciar nuevas oportunidades laborales». El edil aporta cifras: «Tenemos 3.000 hectáreas abandonadas o semicultivadas, pudiéndose potencialmente crear 3.000 puestos de trabajo».