Los sindicatos denuncian el «desmantelamiento» de Correos en la provincia de Castellón. La falta de reposición de la plantilla está mermando la calidad de derechos como el servicio postal universal que, según apuntan las fuentes sindicales consultadas, no se está cumpliendo en su totalidad. Además, alertan de la tendencia a la unificación, con el cierre de centros en varios municipios, entre otros problemas estructurales.
El servicio postal universal es el conjunto de servicios postales cuya prestación garantiza el Estado de forma permanente, en especial en aquellas zonas donde el negocio de la mensajería no es rentable. CCOO y UGT han llevado el peso de las reivindicaciones en la provincia. «Por primera vez los servicios rurales no se han cubierto», explica a Mediterráneo Matías Roig, secretario provincial del sector postal de UGT Castellón, que cifra en 125 los puestos de trabajo perdidos en la provincia por los recortes. «Además de repartir, en estas zonas tienen un horario de atención al público para realizar labores como certificar cartas o enviar paquetes, pero hay poblaciones, como Viver, que se han quedado sin servicio», añade.
En este sentido, Fina Bernuz, secretaria provincial de CCOO Correos, confirma que «no se está cumpliendo» el servicio postal universal. «De la cuantía fija que consta en los presupuestos del Estado, que son 240 millones de euros, se ha bajado a 120, y la consecuencia es que en zonas rurales donde es obligado prestar el servicio, no se está dando», dice Bernuz.
«Vilafamés, les Useres, Soneja, Jérica, Teresa, Torás, Sacañet, Montán y Montanejos son poblaciones en las que no se presentó el servicio postal dejando a la ciudadanía sin reparto ni tampoco admisión en oficina», asevera Bernuz. «Hay plantillas al 40 o 50% actualmente», comenta. Esta situación está aumentando las cargas de trabajo a niveles peligrosos. «Tenemos casos de fascitis plantar y crisis de ansiedad», indica. No en vano, al reducirse el personal, y pese a que el envío de cartas convencionales ha descendido en los últimos años, los desplazamientos son los mismos en la mayoría de los casos.
Otro fenómeno que denuncian es «la tendencia a unificar centros», en palabras de Matías Roig. «Los de Torreblanca, por ejemplo, van desde Orpesa, y los de Betxí a Vila-real», asegura, «con unidades al 50%». En términos similares se expresan desde el CSIF: «Tanto las unidades rurales como urbanas llevan desde hace tiempo sufriendo las consecuencias de los recortes tanto en materia de nuevas contrataciones como la no sustitución de las bajas laborales o periodos de vacaciones».
De fondo, denuncian las fuentes sindicales, «el trasvase del negocio» a la filial Correos Exprés, «con trabajadores en peores condiciones».
La empresa niega el debilitamiento
Al respecto de todo ello, fuentes de Correos aseguran a este periódico que "ninguna población ha dejado de tener servicio postal" y que están "manteniendo siempre la calidad del servicio". Afirman que adecuan "sus recursos, tanto humanos, como logísticos y tecnológicos" en función de "la producción fluctuante" de la empresa. La compañía, que trata de reducir sus pérdidas millonarias en el país, insiste en que se encuentran en "un proceso de transformación de su modelo de negocio, sin privatización ni despidos".
Las fuentes dicen que aspiran a convertirse en "ventanilla única para las administraciones" y que "se puedan pagar recibos y tributos" directamente al cartero rural. También apuntan a los servicios de inclusión financiera: prestan servicios de "ingresos y retiradas de efectivo en las oficinas" con Correos Cash y han colocado 109 cajeros en localidades pequeñas de España. Sin embargo, los sindicatos aseguran que estos nuevos sistemas que impulsa la empresa no se implementan de manera eficiente en la actualidad. Informa: P. R. Ochoa
