Un 'súper perro' de 25.000 euros para mejorar la vida de un niño con autismo de Castellón

Carlos tiene 7 años, sufre trastorno del espectro autista y necesita un ‘vigilante’ que evite conductas de fuga

Carlitos, de 7 años y diagnosticado con TEA, necesita un perro de asistencia para mejorar su calidad de vida

Carlitos, de 7 años y diagnosticado con TEA, necesita un perro de asistencia para mejorar su calidad de vida / Mediterráneo

Recibir de golpe la noticia de que tu hijo o hija sufre un trastorno del espectro autista (TEA) puede dejar a cualquier padre o madre paralizado. El miedo a lo desconocido y las dudas que surgen sobre cómo afrontar la situación se presentan como dos enormes picos que en un primer momento se ven imposibles de escalar. Pero esa sensación de pánico es siempre momentánea.

Asumido el problema llega la segunda etapa. Es la de la aceptación y, cómo no, la de la lucha sin cuartel para que ese pequeño o pequeña pueda seguir creciendo con la mayor calidad de vida posible. Y ese objetivo, precisamente, es el que tienen los padres de Carlos, un niño de 7 años de Castelló con TEA que necesita de la solidaridad de los castellonenses para seguir avanzando.

Carlos, paseando cogido de la mano de su madre, Cristina

Carlos, paseando cogido de la mano de su madre, Cristina / Mediterráneo

Cristina Gabarda, su madre, reconoce que es en cierta medida una "privilegiada" por haber tenido a su alcance los conocimientos para poner en marcha los trámites que requiere llevar adelante un caso como el de Carlitos debido a su dedicación a la política, ya que es diputada en Les Corts Valencianes --en No Adscritos desde que decidió abandonar el grupo parlamentario de Ciudadanos--.

El momento del diagnóstico

Carlos es el segundo de cuatro hermanos y Cristina recibió el diagnóstico de TEA del niño cuando estaba embarazada de mellizas. "Desde ese momento no hemos dejado de invertir lo que tenemos, y lo que no tenemos, en recursos terapéuticos para que Carlos pueda poco a poco ir avanzando en autonomía personal y en desarrollo cognitivo", explica.

El siguiente paso que quieren dar es poder contar con un perro de asistencia, un ayudante que se hace cada vez más necesario a medida que el niño va creciendo. Estos súper perros necesitan un adiestramiento tan exhaustivo como largo en el tiempo (entre nueve meses y un año), lo que hace que su precio se dispare hasta los 25.000 euros, sin posibilidad de ayudas públicas.

Los padres de Carlos llevan desde el 2020 trabajando en recaudaciones de fondos para la Fundación DogPoint Perros de Asistencia para niños con autismo, que no acepta pagos procedentes directamente de la familia: «Aquí las familias no pagan nada por esto, sino que recaudamos fondos. La seguridad y la autonomía son un derecho y no queremos que dejen de pagar las terapias». Iniciativas como las de Encuentros Deportivos Castellón, el colegio Ramiro Izquierdo o la Colla Bufanúvols, bajo el lema Un súper perro para Carlos, han ayudado hasta el punto de que este año esperan «poder tener ya el perro para Carlos», confirma su madre

¿Qué es un perro de asistencia?

Estos animales están preparados para, además de interactuar con el niño/a y ayudar a trabajar la comunicación, frenar y evitar las habituales "conductas de fuga" que acusan estos menores y de las que un familiar directo de Carlos puede dar fe. Hace unos años, Carlitos acudió acompañado de su abuelo a un partido de baloncesto en València. En un mínimo despiste, el crio se escapó y bajó hasta la pista, ante la sorpresa de jugadores, árbitros, técnicos y público en general, situación de la que el Valencia Basket dejó constancia en el siguiente vídeo:

«Lo que hacemos es que el niño va atado al chaleco del perro con unas anillas y en caso de fuga el animal se tumba y bloquea la conducta de escapar», explica Olivia de Matteis, directora de DogPoint. Además, el perro también interviene en casos de crisis: «Puede calmarle chupándole la cara, dándole besos o, en caso de niños más mayores, saltándole encima y abrazándole».

Cambio de vida

Carlitos ganará en seguridad, pero su familia en tranquilidad. «Nuestra vida se reduce a entornos seguros donde no corremos riesgos, pero nuestro sueño es poder tener una vida como cualquier otra familia, ir a comprar con nuestros hijos, a un centro comercial, a la playa o a cualquier otro sitio, o simplemente pasear por Castelló sin personas de apoyo, sin estar en constante tensión, cosa que ahora nos es imposible», comenta la madre de Carlitos.