Tres de cada cuatro municipios de la provincia han perdido población en la última década. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el día 21 de diciembre las cifras oficiales de población, que reflejan que la provincia perdió casi 14.000 habitantes entre 2012 y 2022, es decir, un 2,3%.

Aunque desde el 2017 el número de habitantes viene aumentando, todavía no se ha recuperado del todo de los efectos de la crisis económica y, por tanto, aún no ha alcanzado las cifras del 2012.

Ganan vecinos o se quedan igual

En concreto, poco más de una treintena de localidades ganan vecinos o se quedan igual. Principalmente, lo hacen municipios de mediano tamaño como Moncofa, Almassora, Benicarló, Almenara, Benicàssim, Vinaròs, Borriol o Cabanes y, en menor medida, Vila-real y Sant Jordi

A juicio de Javier Soriano, profesor del departamento de Historia y Geografía de la UJI, las poblaciones que ganan lo hacen por su ubicación (litoral o prelitoral) y también porque su oferta residencial es más económica que en localidades vecinas que pueden llegar a perder habitantes (Castelló)».

De hecho, la capital de la Plana es donde la sangría ha sido mayor en términos absolutos, con -8.347.

La profesora de Sociología de la UJI Mercedes Alcañiz también indica que tras la pandemia ha habido desplazamientos a municipios fuera de la capital por cuestiones de calidad de vida, siempre que esos municipios estén bien comunicados y tengan servicios.

Los municipios despoblados

En el otro lado está la situación por la que atraviesan muchas poblaciones del interior. En este sentido, este experto señala que los que más pierden son, evidentemente, los más alejados a los grandes núcleos comarcales de referencia (los más aislados), los que tienen menos dotaciones (servicios como comercio, ambulatorios, etc.) y los situados en comarcas claramente regresivas (Alto Mijares) o con núcleos rectores que atraen habitantes (Els Ports, con Morella y Vilafranca y otras poblaciones todavía atractivas por su tamaño).

Y es que hay municipios que en un decenio han perdido a una cuarta parte de su vecindario o más, como Fuentes de Ayódar (-36%); Sacañet (-32%), Torre Endoménech (-30%), Ludiente (-27%), Zorita y Vallat (-26%) o Toga (-25%).

Hay, no obstante, excepciones, como Argelita que, siendo pequeño, ha ganado un 50% de habitantes, pasando de 100 a 150. Sobre este caso, Soriano recuerda que Argelita lleva años haciendo una política de captación de habitantes y consolidación de servicios que puede haber ayudado a atraer nuevos pobladores, lo que ha llevado a reabrir su colegio.

Por su parte, la profesora Alcañiz recuerda que el incremento de población en años precedentes se debió al boom migratorio que se produjo en la década 2000-2010 pero con la crisis económica, la denominada Gran Recesión, muchos inmigrantes regresaron a sus países y el flujo migratorio se detuvo. A ello hay que sumar el aumento de la mortalidad y disminución de la natalidad.