Encontrar un piso de alquiler en Castelló por menos de 600 euros al mes es prácticamente una misión imposible. Y sino que se lo digan a todos los jóvenes que deambulan por las agencias inmobiliarias o se estudian los anuncios de los portales de internet en busca de una vivienda con la que independizarse. «Con los precios actuales es dificilísimo para un joven abandonar el hogar familiar.», describe Miguel Marí, presidente del Consell de la Joventut de Castelló, que hace dos años sufrió el mismo problema por el que atraviesan en estos momentos decenas de jóvenes de la provincia, atrapados por unos alquileres que no dejan de subir y que colisionan con trabajos y sueldos precarios.
Pese a que los precios en Castelló poco tienen que ver con los de ciudades como Madrid, Barcelona o València, la realidad es que para los jóvenes de la provincia el acceso a la vivienda también resulta cada vez más difícil. Y los datos así lo corroboran. El arrendamiento medio en la capital de la plana ha aumentado un 9% en el 2022 y si se analizan las cifras de los últimos seis años el alza ha sido del 48,9% (un piso de 90 metros cuadrados ha pasado de costar una media de 425 euros a 630, según Idealista.com). Mientras, el salario medio de los profesionales que todavía no han cumplido los 30 años también ha aumentado, pero lo ha hecho en mucha menor proporción: un 26,4%, desde los 14.245 euros brutos al año a los 18.012, de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Hacienda.
La opción de compartir piso
Los sueldos de los jóvenes crecen a mucha menor velocidad que los precios de los alquileres y un menor de 30 años con un salario medio de entre 800 y 900 euros al mes tienen que destinar más de la mitad de sus ingresos al pago de los alquileres. «El empleo joven se caracteriza por unos altos porcentajes de parcialidad y eso provoca que los sueldos sean bajos. Y con esos salarios tan bajos a la inmensa mayoría no les queda otra que compartir piso con uno, dos o hasta tres compañeros», asegura Rocío Pascual, responsable de juventud de CCOO-PV.
Aunque el alza de los alquileres impacta a franjas de todas las edades, es en el bolsillo de los más jóvenes donde más se nota. De hecho, los menores de 30 años ingresan en Castellón casi 6.000 euros menos al año que los profesionales de entre 46 y 55 años. «El problema de fondo que explica lo difícil que lo tenemos para acceder a una vivienda es la precariedad», apunta Marí que insiste en que medidas como el bono joven de ayuda al alquiler y que hasta la fecha beneficia 218 menores de 35 años de la provincia, «algo hace, pero no es la solución definitiva».
Independizarse, una utopía
El presidente del Consell de la Joventut de Castelló cree que la clave está en un mercado laboral que no permite a los jóvenes dejar el nido familiar, pero la responsable de CCOO-PV defiende que hay que atacar los dos problemas. «La precariedad influye, pero cualquier medida que busque mejorar el acceso a la vivienda de la población de menos edad debe contemplar un tope a los alquileres», añade.
La combinación de bajos sueldos y precios de la vivienda alza explica porqué por mucho que pasen los meses la cifra de menores de 30 años que consigue irse de casa de sus padres apenas varíe. En Castellón solo lo han logrado el 13,4%, un porcentaje sensiblemente inferior a la media nacional, que es del 15,9%, según los últimos datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE).
Los jóvenes no lo tienen nada fácil a la hora de independizarse y los estudiantes universitarios que comparten piso tienen también que hacer frente a precios cada vez más altos. «En Castelló una habitación ya cuesta entre 330 y 350 euros al mes, algo impensable hace unos años», aseguran en varias agencias inmobiliarias.