Europa detecta cada dos días una partida de cítricos con pesticidas ilegales

Un grupo de estibadores carga un buque de naranjas. Las alertas por fruta con restos de pesticidas van a más.

Un grupo de estibadores carga un buque de naranjas. Las alertas por fruta con restos de pesticidas van a más. / MEDITERRÁNEO

Elena Aguilar

Elena Aguilar

El clorpirifos es un plaguicida muy eficaz para combatir las plagas de insectos en la agricultura, pero en 2020 la Unión Europea (UE) decidió prohibir este producto muy utilizado para luchar, por ejemplo, contra el cotonet por ser un peligro para la salud pública. Desde entonces ningún agricultor europeo puede hacer uso de un pesticida que, según han demostrado numerosos estudios científicos, influye negativamente en la evolución del cerebro y del sistema nervioso, llegado a originar autismo, trastorno de déficit de atención u obesidad. Lo grave es que mientras aquí está vetado, las fronteras europeas siguen siendo un coladero de naranjas foráneas con restos de este pesticida.

Durante el pasado mes de enero, y según datos de la Red de Alerta Rápida para los Productos Alimenticios y Piensos (RASFF), Europa detectó quince partidas de cítricos que contenían sustancias químicas ilegales. Y aunque la inmensa mayoría de esos productos era clorpirifos (o su primo hermano clorpirifos-metilo), en la lista de alertas aparecen también plaguicidas como el dimetoato o el buprofezin, todos ellos también vetados en territorio europeo. 

Bruselas detecta cada dos días una partida de naranjas, mandarinas y limones con restos de sustancias ilícitas y eso que, según la Unió Llauradora i Ramadera solo se comprueban 2 ó 3 de cada 10 frutas que llegan de terceros países, por lo que esta organización insiste en que si los productores ajenos a la UE compiten en Europa con los agricultores españoles, franceses o belgas han de hacerlo con las mismas reglas de juego. 

De las quince partidas de cítricos en las que Bruselas ha detectado plaguicidas ilegales, nueve procedían de Turquía, mientras que el origen de otras cuatro fue Egipto. Y otro apunte más: las naranjas de seis de estas partidas fueron destruidas o reenviadas a sus lugares de procedencia, mientras que otras dos fueron retiradas del mercado. En el resto de los casos, Bruselas realizó una notificación.

Países en el punto de mira

Los últimos datos de la RASFF no sorprenden a principales organizaciones agrarias, que llevan meses reclamando tanto al Ministerio de Agricultura como a la Comisión Europea (CE) medidas contundentes para cortar de raíz las importaciones de productos hortofrutícolas tratados con pesticidas prohibidos. Es más, la Unió Llauradora publicó hace tan solo unas semanas un informe alertando de que Turquía y Egipto han tenido 1.189 alertas durante el periodo 2020-2022 por entradas a la de productos hortofrutícolas con materias activas no autorizadas o por superar los Límites Máximos de Residuos (LMR) permitidos.

Entre el paquete de iniciativas, la Unió demanda un aumento al 30% del control para las mandarinas procedentes de Turquía y las naranjas de Egipto y, además, que se amplíen las medidas de control durante un periodo de un año en lugar de los seis meses actuales. Otra reivindicación pasa porque si durante cualquiera de los meses de ese periodo se observa un incremento del 5% de las alertas sanitarias, Bruselas ordene el cierre automático de las importaciones de fruta desde esos países.