Este jueves se celebra el Día Internacional de la Esclerosis Múltiple

Esclerosis múltiple: avances para la esperanza

El neurólogo Antonio Belenguer ofrece claves para entender esta patología 

El neurólogo Antonio Belenguer en el Menador con motivo de la jornada sobre esclerosis múltiple para pacientes y familias

El neurólogo Antonio Belenguer en el Menador con motivo de la jornada sobre esclerosis múltiple para pacientes y familias / Manolo Nebot

Laia Meseguer

La esclerosis múltiple, una enfermedad neurológica degenerativa y desmielinizante que se presenta de formas muy diversas. La patología puede presentarse en cuatro modalidades: síndrome clínicamente aislado, recurrente-remitente, primaria progresiva y progresiva secundaria, con síntomas que varían entre pacientes.

Aplicando estos conceptos médicos a la vida personal, el neurólogo Antonio Belenguer concreta que «los síntomas son muy subjetivos, principalmente son alteraciones sensitivas, como hormigueos en partes determinadas del cuerpo, o una alteración de la visión, como la borrosidad». Estos síntomas aparecen, se sostienen durante un tiempo y desaparecen, lo cual puede llevar a que no se les preste la debida atención, retrasando así el diagnóstico durante años, según señala el doctor.

Enfermedad en dos fases

La esclerosis múltiple tiene dos fases marcadas: una inflamatoria y otra degenerativa. La primera se manifiesta con brotes y actividad inflamatoria en el cerebro, y después de muchos años, la fase degenerativa predomina en etapas avanzadas y graves de la enfermedad. El doctor Belenguer destaca que el tratamiento para la primera fase ha avanzado considerablemente: «Lo tenemos muy controlado porque contamos con inmunosupresores potentes». Y reconoce los progresos del tratamiento en los últimos 10 o 15 años, gracias al diagnóstico precoz de la enfermedad: «Antes, los tratamientos eran inyectables y se debían administrar casi a diario, lo que dejaba secuelas a nivel de atrofia cutánea y muscular». 

La calidad de vida de los pacientes ha mejorado notablemente gracias a la «efectividad» de los tratamientos actuales: «Ahora hay tratamientos orales de una única toma al día, o de un pinchazo cada seis meses». Este avance permite a muchos pacientes vivir sin la constante preocupación de la enfermedad. «Si se estabiliza, algunos pacientes casi se olvidan de que la tienen. No es una cura definitiva, pero es lo más cerca que hemos estado de la cura», señala. 

El futuro del tratamiento

A pesar de estos avances, el neurólogo mantiene la esperanza en la investigación de tratamientos eficaces para la segunda fase de la enfermedad: «Hay estudios con terapias que tendremos en un par de años, al menos para ensayos clínicos y para algún tipo de paciente». La respuesta ante el diagnóstico varía considerablemente. Algunos se sienten abatidos y experimentan tristeza e incluso depresión, mientras que otros sienten alivio al poner nombre a años de síntomas desconocidos. «No eran imaginaciones, es una enfermedad y tiene tratamiento», afirma el médico, resumiendo el consuelo de un diagnóstico preciso.

La esclerosis múltiple afecta predominantemente a mujeres: tres diagnósticos femeninos por cada varón. Belenguer atribuye esta diferencia a factores hormonales y ambientales, como la exposición solar. Además, subraya una brecha de género en la medicina: «Muchas veces se pensaba que si una mujer tenía una alteración sensitiva era por nervios o estrés, y se las trataba con antidepresivos». Esta visión errónea provocaba valoraciones tardías e inadecuadas. Por eso, ahora tratan de realizarse diagnósticos prematuros y se remiten al neurólogo, especialmente en mujeres jóvenes, para afinar la precisión y la eficacia de los tratamientos desde las primeras etapas de la enfermedad». 

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