La adicción al móvil va a más tras la prohibición en los institutos

Saltan la verja del instituto a media mañana para ver si les ha llegado algún mensaje o actualizar las últimas stories o reels de sus perfiles sociales, o se esconden largos ratos en los baños del centro para ponerse al día tras apenas unas horas sin encender su dispositivo electrónico.

Son dos historias extremas de las que se detectan a diario en los institutos de Castellón, según los directores de Secundaria consultados, tras la prohibición de usar el teléfono móvil en los centros educativos, vigente en toda la Comunitat desde finales del pasado curso, que pasa factura a muchos adolescentes, aunque, en paralelo, permite detectar más casos de adicción.  

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Visibilizar los casos

El presidente de la Asociación de Directores de Secundaria de Castelló, Andreu Branchat, asegura que, "efectivament la prohibición del móvil en los centros lleva a algunos alumnos a esconderse para acceder en redes sociales, pero no se puede generalizar. Casos, sí que hay, claro. La prohibición, pienso que sí que ha ayudado a regular el uso que hace el alumnado en el ámbito educativo y obviamente, también puede ayudar a detectar conductas adictivas. El debate está en toda la sociedad, la digitalización es tanto necesaria como necesario es poner límites".

Por su parte, el director del IES La Plana de Castelló, Antoni Solano, explicó que esta medida está «ayudando a visibilizar estos casos de adicción, con más alumnado nervioso, que se salta las horas de patio o que solicitan salir al cuarto de baño de forma constante para ver el móvil».

«Los adictos se esconden, entre clases, en el recreo, en los lavabos más tiempo del normal», señaló, aduciendo que «son perfiles muy localizados y que, ante el mayor control, crecen en nervios», eso sí, puntualizó que «con el veto del móvil se ha detectado una caída de los problemas en las aulas». 

El alumnado socializa más

Desde el IES Politècnic, su director, Jorge Bellés, asegura que «con la prohibición por ley y no centro a centro, que generaban problemas de 'porqué aquí sí y en el IES vecino no', hay una mayor concienciación del alumnado, pero detrás hay toda una pedagogía en el aula, con el profesorado y las familias por un uso responsable». Estas dos primeras semanas de clase sólo se ha requisado un móvil, cuando antes eras 7 u 8. «Y además, hemos notado que el estudiantado socializa más», según coinciden.

En ambos casos también han observado «problemas de ansiedad debido a que quieren estar cien por cien conectados», lo que está facilitando primero «visibilizar los casos», y trasladarlos al departamento de Orientación, informar a las familias y, después, derivarlos posteriormente al médico familiar o a salud mental, dependiendo de la gravedad.

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Detección de los centros

La jefa de servicio de Inclusión Educativa de la Conselleria de Educación, Esmeralda Llorca, considera «positivo» este incremento de casos detectados, pues significa que los centros educativos visibilizan estas situaciones de posible adicción y esto permite actuar y ponerle solución.

Señala que la Generalitat tiene un protocolo común para la detección de estas posibles conductas de adicción, y adelanta que el nuevo decreto de convivencia en el que se trabaja, profundizará en estas cuestiones relacionadas con la salud mental, para actualizarlas a las necesidades actuales.

Móvil, juegos y porno

El psicólogo clínico Carlos Hidalgo alerta que «es una situación que se ha agravado con el inicio de curso tras el verano con el móvil a cuestas todo el día y que puede ir a más en aquellos perfiles a los que les atrae lo prohibido o gustan de las recompensas inmediatas, cuya frustración les lleva a la ansiedad y a la desesperación con el veto».

 «Y como en el caso del juego on line, el porno o la adicción a los vídeos en la que muchos jóvenes caen durante horas y horas delante del móvil, no poder estar conectados a lo último las 24 horas les genera esa angustia y una dependencia sin control».

El psicólogo Enric Valls, por su parte, ve «positivo» el veto, pero advierte de que debe ir acompañada de sensibilización y concienciación, porque si al adolescente solo se le prohíbe se enfrentará a la prohibición con más fuerza.