"Nos avisaron en varias casas que era probable que en el garaje hubiera alguien que ha perdido la vida"
Álvaro Juesas, profesor del grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Cardenal Herrera CEU de Castellón, ha estado varias jornadas en dos de los pueblos más afectados por la DANA, Paiporta y Picanya

Álvaro Juesas, profesor del grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Cardenal Herrera CEU de Castellón, ha estado varias jornadas en dos de los pueblos más afectados por la DANA, Paiporta y Picanya. "He estado todo el tiempo que podía y me permitía la luz del sol", explica. "El primer día --el jueves-- a las 17.30 empecé a volver, ya que no hay luz en los pueblos. Nos quedábamos a oscuras y así no se puede trabajar. De hecho, los primeros días era bastante peligroso, porque te resbalabas con el barro", afirma. "Sin embargo, el resto de días me volví más tarde y apuré hasta las 18.30 o 19.00 ya que te das cuenta de que aunque no haya luz, no es difícil volver, y no te vas a perder. Sería imposible con la infinidad de personas que están yendo y viniendo constantemente…", añade.
"Los primeros días era bastante peligroso, porque te resbalabas con el barro"
"Fui por mi cuenta"
"Fui por mi cuenta, y jamás había vivido nada parecido", apunta. "Cogí una escoba, bolsas de basura, toda la comida y agua que pude cargar y una bolsa con apósitos (en televisión decían que hacían falta), y fui para allá. Comí un sándwich allí mismo y estuve colaborando hasta que la luz lo impidió", agrega. "En un principio me costó encontrar un objetivo. Llegas y está tan mal todo que uno no sabe ni qué hacer ni por dónde empezar", confiesa. Sin embargo, "como llevaba comida y productos de farmacia, vinieron a preguntarme personas que estaban en la misma situación que yo, así que lo primero que hicimos fue simplemente organizar la comida y las cosas que cada uno había traído", apunta. "Una señora de allí nos vio y nos ofreció mesas de su bar (que estaba destrozado) para organizarlo, y ahí pusimos todo. A la hora de comer había venido tanta gente a ese puesto de comida que decidí adentrarme al pueblo a ver qué podía hacer por ahí", apunta.
"Llegas y está tan mal todo que uno no sabe ni qué hacer ni por dónde empezar"
Sacar barro y limpiar escombros
Durante estos días ha estado barriendo barro de las calles y limpiando casas y negocios. "Pasé por muchas calles destrozadas hasta que vi una con bastante movimiento donde todos estaban barriendo el barro para llevarlo a un desagüe, y ahí me quedé. Me pasé las siguientes tres horas barriendo barro y sacando escombros de los negocios que había en esa calle. Francamente, daba la sensación de que avanzábamos poco o nada. Cuando me fui, porque los vecinos de ahí me avisaron del problema de la luz, la calle parecía seguir estando igual de mal. El resto de días seguí en la misma dinámica: fui a diferentes calles, barrí barro y saqué escombros", afirma. En Picanya me metí en casas a limpiar por dentro. Digo limpiar, pero era sacar los muebles y electrodomésticos fuera (y tirarlos junto con los escombros, por que ya no valían nada). Achicar agua y barrer el fango.
Situación "caótica"
Álvaro confiesa que su impresión fue que "la situación era completamente caótica. Ni en las películas he visto tal nivel de destrucción". Un ejemplo: "Los coches están todos destrozados, amontonados unos encima de otros. Algunos empotrados contra farolas, otros incrustados dentro de negocios. En una de las calles utilizaban un Mercedes Coupé como mesa para apoyar palas y martillos... Haceos una idea del estado en el que se encontraba".
"La situación era completamente caótica. Ni en las películas he visto tal nivel de destrucción"
Olor insoportable
Y el olor….. el sábado resultaba difícil soportar el olor dentro de las casas. Sobre todo las que tenían garajes. Nos avisaron en varias que era probable que en el garaje hubiera alguien que ha perdido la vida.
"Nos avisaron en varias que era probable que en el garaje hubiera alguien que ha perdido la vida"
Desorganización inicial
"La impresión que tuve los primeros días, desde luego, fue que estábamos solos y muy, muy desorganizados. Muchas personas con la voluntad de ayudar, pero sin saber qué hacer. Cuando barríamos en las calles, no nos poníamos de acuerdo en si había que barrer barro hacia el desagüe o no. Sí, porque hay que vaciar; no, porque se emboza y el barro se endurece… Así todo el rato. Por lo menos, hasta que el viernes empezó a llegar más maquinaria", indica.
Lo mejor, la entereza
Sin embargo, confiesa, "también he visto una entereza enorme. Personas en la calle luchando por sus vidas, sus familias y sus negocios e intentando ser positivas. Aplaudiendo pequeñas victorias como sacar una nevera de una casa en difícil acceso o simplemente ver pasar un coche militar".
"Y mucha humanidad", añade. "Personas agradecidas por recibir ayuda y personas volcadas en ofrecerla. Yo soy padre y, cada vez que veía un niño barriendo en la calle, me daba un vuelco el corazón", manifiesta.
"Cada vez que veía un niño barriendo en la calle, me daba un vuelco el corazón"
Fuertes... pero desamparados
Preguntado sobre qué le comentaban las personas víctimas de la DANA, este profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera cuenta: "Las personas de Paiporta están pasando un duelo, pero están siendo muy fuertes. Van todos a una para luchar por sus vidas, y están muy agradecidas a todos los que van a ayudarles. Con todo, el sentimiento que tienen es un poco de desamparo. Es muy duro perderlo todo y ver como el mundo sigue girando obligándote a seguir sin poder tomar un respiro".
Necesidades más perentorias
Respecto a las necesidades más perentorias, apunta: "Lo que a mí me dijeron estos días que el bien más valioso era el agua. Si bien debo resaltar con admiración que no he visto en cuatro días ningún comportamiento egoísta con ella. De hecho, las mismas personas de Paiporta me ofrecían agua al verme trabajar; desde el principio han tenido actitud de compartirlo todo", reflexiona. "Por supuesto, se ha notado carencia de material. Palas, escobas…. Para barrer fango hay quien tenía que recurrir a trozos de madera o incluso señales de tráfico para arrastrar lodo", dice.
"Para barrer fango hay quien tenía que recurrir a trozos de madera o incluso señales de tráfico para arrastrar lodo"
"Las máquinas, cuando llegaron, marcaban una diferencia enorme", avanza. A modo de conclusión, Álvaro añade: "La humanidad ha de estar por encima de todo. Haz el bien y no mires a quién. No vale la pena vivir si no estamos dispuestos a ayudar", insiste.
Docencia en remoto
En cuanto a las clases en la CEU Universidad Cardenal Herrera de Castelló, Álvaro, que es de Valencia, ha estado impartiendo docencia estos días con el sistema Hyflex hasta que se den las condiciones para poder acudir presencialmente.
L
- Andrea, la joven que se fue de Barcelona para vivir entre animales en un pueblo de Castellón: 'Me ha explotado el Instagram
- Alerta amarilla en Castellón por lluvia y granizo
- Alerta amarilla por 'granizo abundante' en Castellón
- Un importante edificio de Castellón será reformado para detener su degradación
- El Consell declara la guerra a la plaga de jabalíes
- Odisea de una familia de Castellón para volver a causa de Ryanair
- Casi medio millón de euros: el primer premio de la Bonoloto deja un nuevo 'rico' en Castelló
- Castellón registra fuertes lluvias mientras el interior valenciano sufre granizadas