La campaña de la clemenules acaba con precios altos y el sector mira ahora de reojo a Egipto
Los precios de variedades como clemenvilla, tango o lane late, que empezarán a recolectarse tras la Navidad, van ligeramente a la baja
A estas alturas del calendario encontrar un huerto con clemenules en el árbol es prácticamente misión imposible. La campaña de la variedad que representa el 43% de los cítricos que se producen en la provincia está prácticamente finiquitada y, además, lo hace con un buen sabor de boca: el ritmo de recolección ha sido rápido, los precios se han mantenido estables y la demanda, tanto nacional como internacional, ha respondido. El único pero ha sido la calidad de algunas partidas de fruta, ya que las abundantes lluvias de octubre y noviembre y la altas temperaturas han provocado problemas por la presencia de mosca.
A pie de campo ya está todo el pescado vendido y las previsiones que manejan tanto las organizaciones agrarias como las cooperativas y comercios privados es que la recolección de la nulera acabe esta misma semana. «Apenas queda fruta en el árbol, ya que el aforo este año ha vuelto a ser muy pero que muy ajustado», explica Carles Peris, secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera.
La merma de producción (de las fincas de Castellón apenas han salido 227.610 toneladas de clemenules, un 23% menos) explica en parte por qué desde que arrancó la campaña los precios se han mantenido entre los 0,40 y los 0,45 euros el kilo. «Se trata de cifras razonables, muy similares a las de la campaña pasada y que permiten cierta rentabilidad a que aquellos agricultores con un mínimo de producción 3.000 kilos de fruta por hanegada», describe Peris.
Lo que sí ha cambiado, y lo ha hecho a la baja, es el precio de la fruta que se destina a la industria del zumo. El año pasado se alcanzaron valores muy altos, pero esta campaña las cotizaciones se mueven entre los 0,15 y 0,16 euros el kilo en el caso de las mandarinas y los 0,20 y 0,21 en naranjas. «Ese descenso en las cotizaciones lo que hace es desestabilizar un poco el precio de la fruta destinada al mercado en fresco», añade el secretario general de la Unió.
Si las organizaciones agrarias hablan de una campaña de la clemenules marcada por la estabilidad, para los exportadores las sensaciones tampoco son malas. «La demanda está siendo alta, pero se ha tenido que hacer un gran esfuerzo por cumplir los estándares de calidad que exige Europa», explica Jorge García Monfort, director comercial de García Ballester.
Los grandes competidores
El sector tiene ya la mirada puesta en la segunda parte de la campaña, donde entran en escena variedades como clemenvilla, tango o nadorcott y naranjas como navel o lane-late, y los precios van ligeramente a la baja. «Los volúmenes de todas estas variedades también son muy ajustados y ahora empieza la campaña de competidores potentes como Egipto, Turquía o Marruecos», explica Peris.
Los citricultores miran a los productores foráneos y en la memoria de todos está lo que sucedió el año pasado. A partir de la segunda mitad de enero, Egipto inundó los mercados de fruta barata, hundió los precios de la naranja local y amargó el final de la campaña.
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