Situación de normalidad
Castellón sale de la sequía: el suministro está garantizado para más de un año
Las lluvias caídas desde finales de verano alejan el fantasma de la falta de agua, después de dos años dramáticos

El pantano de María Cristina (en la imagen, su estado en el mes de noviembre) se encuentra en estos momentos a un 60% de su capacidad gracias a las lluvias. / Erik Pradas

La falta de agua se convirtió en uno de los problemas más preocupantes para Castellón en el pasado año. La ausencia prolongada de lluvias obligó a tomar restricciones para el riego de la principal área citrícola de la provincia, y multiplicó la presencia de cubas de agua en el interior, tanto para los vecinos como las granjas de animales. Un escenario que cambió por completo en los últimos días del verano, cuando las precipitaciones volvieron a visitar el territorio castellonense.
Hace justo un mes, Mediterráneo publicó que la situación hídrica dejaba la UCI para pasar a planta, y ahora Castellón ya tiene el alta. Esta es la conclusión que se puede extraer del informe de seguimiento de la sequía y la escasez de agua que analiza la evolución del mes de enero, y que está elaborado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CJH).
La zona de Millars-la Plana deja de estar en situación de prealerta y recupera el estado de normalidad. Algo que no ocurría desde hace más de un año. La misma situación ocurre en el área de la Sénia-Maestrat. La zona más pequeña de la provincia, la de Palancia, todavía está en prealerta, aunque con la esperanza de que pronto se adopte el mismo cambio.

Evolución de los recursos hídricos en Castellón, mes a mes. / Rebeca Gracia
Desde la CHJ explican que estas evaluaciones se realizan «en función de varios parámetros, como la lluvia caída en los últimos meses en comparación a lo que es habitual en cada zona, el nivel de agua que presentan los embalses y las mediciones de reservas de aguas subterráneas». La mejora ha sido patente en todos estos apartados, por lo que el fantasma de la sequía se aleja. Con estas condiciones se justifica una flexibilización de las medidas tomadas en el último año, aunque se recomienda la adopción de medidas preventivas, teniendo en cuenta la situación límite alcanzada a lo largo del 2024.
Niveles
La confederación establece cuatro escenarios diferentes. El más grave es el nivel de emergencia, marcado con el color rojo, que implica la toma de medidas excepcionales, como las restricciones para el riego. Así han estado los sistemas del Palancia (desde enero del pasado año hasta octubre) y los de Sénia (desde febrero hasta noviembre). La zona que se libró de la alerta roja fue la de Millars-la Plana, que de abril a diciembre estuvo en estado naranja, que implica la toma de una serie de medidas.
El presidente del Sindicato Central de Aguas del río Mijares, Pascual Broch, señala que la evolución de los embalses «ha sido brutal desde finales de agosto a ahora». Desde que comenzó el presente año hidrológico (en octubre) en la zona de la Sénia han caído 466 litros por metro cuadrado, por los 35 del mismo periodo del ciclo anterior. En el Millars las precipitaciones han sido de 276 litros por los 38 del año anterior, mientras que en el Palancia se han registrado 195 litros, por los 25 del año hidrológico pasado.
Broch expone que, con las reservas actuales, «habría agua suficiente por un año, aunque apenas caiga una gota». Pese a que la mayor parte de las precipitaciones han llegado de manera torrencial, «en los últimos meses vemos que hay lluvias puntuales, y el ritmo de riego agrícola ha recuperado la normalidad». Detalla que en este mes de enero «apenas ha hecho falta usar agua para el riego, o solo un día a la semana, mientras que en el pasado invierno se tuvo que regar hasta cinco días por semana», tanto por la falta de lluvias como las altas temperaturas, que aceleraron la evaporación.
Pozos de sequía
Una de las actuaciones adoptadas en el pasado año fue la utilización de los pozos de sequía, por lo que se tuvieron que poner al día unas instalaciones que llevaban tiempo sin emplearse. Ahora hay suficientes existencias, tanto en los ríos como embalses y como en las capas subterráneas. «Todo el mundo ha aprendido de la situación, por lo que la idea es hacer un mantenimiento periódico», apunta Broch, para poder tomar decisiones más rápidas en el caso de que haya nuevas sequías en el futuro, que se esperan más probables como efecto del cambio climático.
En lo referente a los pantanos, el último parte semanal de la CHJ muestra que todos los de Castellón tienen más de la mitad de su capacidad. Lejos quedan los operativos de extracción de peces en María Cristina y Ulldecona, al no haber suficiente agua para su supervivencia. Hoy están al 57% y 83% de capacidad, respectivamente.
Pendientes de las comisiones de desembalse
El cambio del amarillo al verde en la mayor parte de la provincia se saluda con alivio, aunque las decisiones más importantes se tomarán dentro de unos dos meses, cuando se celebren las comisiones de desembalse. En función de los datos disponibles en ese momento se verá si se vuelve a la normalidad previa a la sequía o, en cambio, se decide la adopción de medidas voluntarias y preventivas, para fomentar el ahorro de agua. Los resultados del final del invierno serán claves.
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