Cien más que hace un año

La educación en igualdad no evita que más de 1.500 jóvenes sean maltratadas en Castellón

La provincia tiene a 43 menores de edad en el sistema policial y dos en riesgo alto. Entre los 8 y 30 años hay 20 en peligro elevado o extremo

Cuatro jóvenes posan de espaldas, para preservar su anonimato, en la escalera de un domicilio.

Cuatro jóvenes posan de espaldas, para preservar su anonimato, en la escalera de un domicilio. / MEDITERRÁNEO

CASTELLÓN

Son la generación más informada acerca de la lacra de la violencia machista, la que ha recibido una educación en igualdad y charlas enfocadas a la prevención en los centros educativos. También son los y las jóvenes que cuentan con toda una serie de herramientas policiales y socioeconómicas para combatir el maltrato; una generación que se ha criado bajo el paraguas de una Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, una norma pionera que vio la luz en 2004, hace ya más de 20 años. Y sin embargo, como canta Joaquín Sabina, no logran mantener alejada de sus vidas la alargada sombra de la violencia sobre las mujeres.

La provincia de Castellón ha cerrado el año 2024 con más de 1.500 jóvenes menores de 30 años víctimas de los malos tratos. Son cien más que hace un año, una cifra que denota que la educación en igualdad no está surtiendo los efectos deseados. Según recoge el último informe del Sistema Viogén del Ministerio del Interior, 43 menores de edad figuran en los registros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, estando 30 de estos casos activos y dos de las adolescentes en riesgo alto, según la valoración de los agentes.

48 asesinadas en 2024

Por lo que respecta a las víctimas de entre 18 y 30 años, son un total de 1.516 (731 casos activos). De ellas, hay una veintena de jóvenes que tienen decretado riesgo alto, lo que se traduce en vigilancias frecuentes de la afectada y esporádicas del agresor, acompañamientos y contactos con el entorno. Una de las víctimas de esta franja de edad se encuentra en peligro extremo, por lo que el control es permanente, las 24 horas.

«Normalicé que no me dejara vestir lo que quería o hablar con chicos»

No es una de esas jóvenes que aparece en las estadísticas porque nunca llegó a denunciar a su expareja. Luna (nombre ficticio para preservar su anonimato) tiene ahora 18 años y hace dos que mantuvo una relación en la que su novio la anuló y la alejó de muchas amistades. «La verdad es que al principio era todo muy bonito. Estábamos cada vez más unidos y llegué a creer que todo lo que me decía era porque me quería muchísimo. Empezó a decirme que no me pusiera cierta ropa, que no me maquillara y se molestaba mucho si hablaba con chicos, aunque fueran compañeros de clase y por trabajos o exámenes», recuerda esta castellonense.

La relación duró unos seis meses y Luna se sentía cada vez menos libre, aunque no era del todo consciente. «Yo le hacía caso para evitar una nueva bronca y me acabé convirtiendo en una especie de rehén. Mis padres veían lo que pasaba y me intentaban alejar de él», explica la joven a este diario. Cuando finalmente llegó el día en que Luna abrió los ojos, contó con el apoyo incondicional de su familia. «Por suerte, mi caso no fue a más, lo dejé y lo bloqueé de todo. Ahora sé lo peligroso que es ese control y no me volverá a pasar», dice. 

Un tema prioritario en 2025

La violencia contra las mujeres, como muestran tanto la agenda política, como policial y judicial, está llamado a seguir siendo uno de los temas prioritarios en 2025. Según datos de la Secretaría de Estado de Igualdad y para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, un total de 48 fueron asesinadas en España el pasado año por sus parejas y exparejas (una de ellas en Castelló), dejando 35 huérfanos menores de 18 años.

Último crimen en Castelló

Cabe recordar que el pasado mes de septiembre, el cuerpo sin vida de Lorena Terrés, de 45 años, fue hallado en su domicilio de la calle Peñagolosa de Castelló. Estaba tendida en el suelo del comedor, acuchillada y cubierta por una manta. El cadáver fue encontrado después de que su pareja, Joaquín Félix Argilés (de 55 años, bombero de carrera de la Diputación e hijo de un policía nacional jubilado) se presentara en una comisaría de los Mossos d’Esquadra de Barcelona y confesara el crimen. Lo hizo 48 horas después de matarla, huir del inmueble y viajar hasta Cataluña. 

Aunque el de Lorena es el único crimen machista reconocido oficialmente el pasado año, todavía queda por esclarecer la muerte violenta de una turista francesa en su caravana en Alcossebre.

La labor policial

Por lo que respecta a la lucha contra la violencia machista, las asociaciones y sindicatos policiales, requieren más medios para combatir esta lacra. Aunque una veintena de policías locales de Castellón se han sumado ya al seguimiento policial a víctimas de malos tratos (l’Alcora, Almassora, Borriol, Burriana, Moncofa, Nules, Onda, Segorbe, Vila-real o Vinaròs, entre otras), Policía Nacional y Guardia Civil trabajan con ratios muy superiores a lo que sería deseable. Unidades de Seguridad Ciudadana, cuarteles y comisarías atienden casos de violencia de género, si bien existen grupos especializados como Ufam o Emume que asumen investigaciones complejas con pocos efectivos. 

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