Las muertes superan a los partos en todos los municipios de más de 10.000 vecinos salvo en 3
Solo Almassora, Orpesa y Vila-real tienen mayor tasa de natalidad que de mortalidad
El decrecimiento natural ha sido de 1.354 personas menos en la provincia de Castellón
La provincia de Castellón es la única donde han crecido los nacimientos en la Comunitat Valenciana

Un hombre lleva un carrito de bebé por la calle. / Ricardo Rubio / Europa Press
R. Montaner / P. Ramón
El análisis del Instituto Valenciano de Estadística (IVE) sobre los últimos datos del movimiento natural de la población, que recoge las estadísticas vitales (nacimientos, defunciones y matrimonios), muestra que en 9 de los 12 municipios de más de 10.000 habitantes de la provincia de Castellón hubo más muertes que nacimientos. Solo Almassora, que ocupa el quinto lugar en la Comunitat con mejor saldo vegetativo (tasa de crecimiento natural de 1,86 por cada 1.000 habitantes), Orpesa (1,29) y Vila-real (0,06) presentan un saldo positivo.
En 8 de cada 10 de las 105 localidades de la Comunitat con más de 10.000 habitantes las muertes superaron a los nacimientos.
Estos pueblos y ciudades de la autonomía, donde vive más del 80% de la población, registraron un total de 29.890 nacimientos y 37.965 defunciones en 2023. Esto se traduce en un saldo negativo de 8.075 personas menos, equivalente a una tasa de crecimiento natural de (1,9 habitantes por cada 1.000). Es decir, que por cada millar de vecinos pierden dos debido al resultado de la diferencia entre nacidos vivos y defunciones exclusivamente, lo que se conoce como saldo vegetativo.
El IVE destaca «el comportamiento heterogéneo de los 105 municipios más grandes, que van desde Almoradí, con una tasa de crecimiento natural de 3,1 personas más por cada 1.000 habitantes, hasta Teulada con 7 menos», debido a que esta ciudad de la Marina Alta es una de las más envejecidas de la costa al concentrar gran número de jubilados europeos.
Igualmente, destacan la Pobla de Vallbona, San Antonio de Benagéber y Albatera, con las mayores tasas de crecimiento natural (2,7, 2,5 y 2,4 habitantes más, respectivamente por cada millar de vecinos), y Rojales, Requena y Pego, con las más bajas (-6,8; -5,9; y -5,6. La más baja en Castellón es Vinaròs (-4,18), seguida de l’Alcora (-3,52) y la Vall d’Uixó (-3,28).
Son 21 los municipios valencianos de más de 10.000 vecinos que experimentaron un saldo vegetativo positivo y, por tanto, ganaron habitantes gracias al crecimiento natural de la población.
Efecto área metropolitana
Más de la mitad de ellos, una docena, son de la provincia de Valencia y todos menos l’Alcúdia pertenecen al área metropolitana del cap i casal o a su área de influencia. En este grupo destacan hasta cinco municipios del Camp de Túria: la Pobla de Vallbona, San Antonio de Benagéber, Benaguasil, Riba-roja de Túria y Vilamarxant. Son zonas residenciales en expansión de la segunda corona metropolitana de València donde predominan las viviendas unifamiliares, principalmente adosados, que atraen a familias en edad de tener hijos y, por tanto, sus tasas de natalidad son elevadas con entre 7 y 9 nacimientos por cada mil habitantes, de ahí que los alumbramientos superen a las defunciones. Lo mismo sucede también en Chiva, en la Hoya de Buñol.
En Castellón, que es la provincia más envejecida, solo los ya mencionados municipios de más de 10.000 habitantes los nacimientos superan a las defunciones. En Vila-real, por cierto, han logrado girar las tornas, ya que el año anterior estaban en negativo.
Leve caída de los nacimientos
En el conjunto de la Comunitat Valenciana en el año 2023 se registraron 35.378 nacimientos, 226 menos (-0,6%) respecto al año anterior. Por provincias, esta disminución se concentró en Alicante, con una caída del 1,4% (184 niños menos) y, en menor medida, en Valencia con 70 nacimientos menos (-0,4%). En la provincia de Castellón, por contra, hubo 28 alumbramientos más (0,7%).
En el ámbito comarcal, las tasas brutas de natalidad (nacimientos por cada 1.000 habitantes) más elevadas se registraron en la Ribera Alta (7,5), la Plana Baixa (7,3) y el Baix Vinalopó (7,3). Por el contrario, las tasas más bajas se observaron en el Valle de Cofrentes-Ayora (4,3), el Alto Mijares (4,5) y el Rincón de Ademuz (4,5), todas ellas muy envejecidas.
Por lo que respecta a las defunciones, en 2023 fallecieron 46.683 residentes en la Comunitat Valenciana, un 6,3% menos en comparación con el año anterior. Este descenso se observa en todas las provincias. Del total de fallecimientos, el 51,7% correspondieron a hombres y el 48,3% a mujeres. A nivel comarcal, 29 de las 33 comarcas presentaron un descenso en el número de defunciones con respecto al año 2022.
El triste dato del Alto Mijares
En términos relativos, las tasas brutas de mortalidad más altas (defunciones por cada 1.000 habitantes) se observaron, como es previsible, en las comarcas más envejecidas, que son el Rincón de Ademuz (21,5), l’Alt Maestrat (19,5) y el Alto Mijares (16,7).
En general, las tasas más elevadas se concentraron en las comarcas del interior de las provincias de Castellón y Valencia.
El movimiento natural de la población restó 11.305 habitantes a la Comunitat Valenciana al superar las defunciones (46.683) a los nacimientos (35.378), presentando todas las provincias saldos vegetativos negativos al perder 3.922 residentes Alicante, 1.354 Castellón y 6.029 Valencia.
En comparación con el año anterior, el saldo vegetativo autonómico muestra una mejora, ya que en 2022 fue de 14.232 personas menos. Este cambio positivo se observa también en todas las provincias y, según el IVE, «se debe a la disminución de las defunciones respecto al año anterior». Desde 2015, cuando por primera vez se registraron más defunciones que nacimientos, la Comunitat Valenciana encadena ya 9 años seguidos de saldos vegetativos negativos. No obstante, esto no significa que la población valenciana disminuya, ya que los saldos migratorios (la diferencia entre inmigración y emigración) compensa con creces las pérdidas por el movimiento natural. Así, en el pasado 2024 la provincia ganó 11.480 habitantes y la Comunitat 95.011 situándose Castellón en 626.668 residentes y la Comunitat en 5.414,296 a 1 de enero del 2025.
En 2023, todas las comarcas presentaron un saldo natural negativo, siendo el más bajo (-0,14 personas por cada mil habitantes) el del Camp de Túria, al ser la comarca con la población más joven.
Los saldos naturales más negativos se concentran en las comarcas del interior de Castellón y de Valencia, que son las más envejecidas. Se trata del Rincón de Ademuz, con casi 17 personas menos por cada millar de habitantes (-16,95), l’Alt Maestrat (-13,83) y el Alto Mijares (-12,23).
Las demás localidades
Los otros municipios analizados en las estadísticas del IVE en Castellón se encuentran en lo que sería la mitad de la tabla en cuanto a saldo vegetativo. Benicarló está en -2,22; Nules tiene un -1,73% Burriana en un -1,09; y Benicàssim y Onda rozan el saldo positivo con -0,25 y -0,20 respectivamente.
La capital de la provincia, Castelló, presenta una bajada del -1,92; con un saldo vegetativo negativo peor que el de Alicante pero mejor que el de València.
Las extranjeras tiran de la natalidad de Castellón al concentrar ya tres de cada diez nacimientos
Las madres extranjeras tiraron de la natalidad valenciana en general y castellonense en particular en 2023 al concentrar ya casi tres de cada 10 nacimientos (el 28,5%). De los 35.378 nacimientos que hubo, según el IVE 10.086 fueron hijos de madres extranjeras. Los alumbramientos de madres españolas se redujeron en 1.071 con respecto a 2022. Frente a esta caída del 4,1%, los nacimientos de madre extranjera aumentaron en 845, un 9,1% más.
En el sexenio 2018-2023 en la Comunitat los hijos de madre extranjera han pasado de representar poco más de dos de cada 10 nacimientos (el 22%) a acercarse a uno de cada tres. Esto obedece no solo al incremento de la población extranjera, lo que aumenta el número de mujeres en edad de tener hijos, sino también a que el indicador coyuntural de fecundidad (el número promedio de bebés que da a luz una mujer) por motivos culturales y socioeconómicos es mayor en las extranjeras (1,3) que en las españolas (1,1).
En este sentido, el IVE apunta que el patrón de fecundidad de las mujeres extranjeras es más joven que el de las españolas. Así, en el caso de las españolas las tasas específicas de fecundidad (nacimientos de mujeres de un grupo de edad por cada 1.000 mujeres de ese grupo) más altas se observan de los 30 a los 39 años, mientras que en las extranjeras corresponden a los grupos de 25 a 34 años. Por tanto, al retrasar la edad a la maternidad las españolas tienen menos hijos por mujer.
A nivel comarcal, las tasas brutas de natalidad (nacimientos por cada 1.000 habitantes) más elevadas de la provincia se registraron en la Plana Baixa (7,3). En el resto de la autonomía, tiran del carro la Ribera Alta (7,5) y el Baix Vinalopó (7,3), que están entre las comarcas con más población extranjera. En las tasas más bajas, lidera una comarca castellonense, pues estas se observaron en el Alto Mijares (4,5) y el Rincón de Ademuz (4,5), con menos mujeres en edad de procrear.
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