Testimonios de covid persistente en Castellón: «El coronavirus no me ha matado pero me ha quitado la vida»

Laura, Carmen y Natalia cuentan en primera persona cómo se contagiaron y las terribles secuelas que les quedan.

covid

covid / Miquel Sánchez

Miquel Sánchez

Castellón

Laura Martínez (58 años), de Moncofa, comenzó a notar los primeros síntomas del covid en octubre del 2020 y, más adelante, se contagió por segunda vez. El virus le ha agravado patologías que arrastraba hace años, como la migraña y la fatiga crónica e incluso su salud cardiovascular, pues lleva una válvula cardiaca.

Cerca de cuatro años son los que Laura Martínez sufre el covid persistente en Moncofa. «El coronavirus no me ha matado, pero me ha quitado la vida», afirma esta enferma de 58 años. Tirando de cronología, llegó desde Barcelona para estar más cerca de su madre y, a principios de octubre de 2020, empezó a notar unos síntomas en su cuerpo. «Sobre el día 15 del mismo mes recuerdo que llegué a casa con mucho frío y sin casi fuerzas e incluso llegué a caerme al suelo. Pude levantarme, me tomé la temperatura y tenía  38,3ºC». En ese momento no pudo quitarse del pensamiento que podía tener covid, pero no fue hasta la mañana del 27 de octubre, «cuando me acerqué al centro de salud de Nules y, sin salir del vehículo, me hicieron el test. Tenía el virus en el cuerpo y al parecer lo estaba incubando durante varios días». 

Carmen, en el rellano de su vivienda, en Moncofa.

Carmen, en el rellano de su vivienda, en Moncofa. / Miquel Sánchez

A partir de ese instante se le nubló la vida y «estuve 19 días sin salir de casa. Pero, es más, durante los cuatro primeros días no comí nada, no tenía fuerzas y como estaba sola y el quinto día con sumo esfuerzo me comí una manzana. A las tres semanas empecé a notar una mejoría en el cuerpo, que me abría expectativas de salir del lado oscuro de la vida, pero nada más lejos de la realidad. Antes de dos meses lo volví a coger y la situación empezó a ser dramática, porque la vacuna seguía sin llegar», expresa Laura Martínez. El covid le agravó patologías que arrastraba hace años, como la migraña y la fatiga crónica e incluso su salud cardiovascular, ya que lleva una válvula cardiaca. «En ese momento me vi condenada al sufrimiento persistente», relata.

Al llegar la vacuna, «pensé que iba a darle alguna alegría a mi cuerpo, en verano del 2021. Parecía que iba bien pero a los pocos días mi cuerpo dijo basta y todo se volvió del revés, retrocediendo a la casilla de salida, pero con la gravedad de una migraña constante, una fatiga insoportable y, por desgracia, ha aparecido la depresión». Después de todo tipo de analíticas, le detectaron muchos anticuerpos y «tras el malestar por la vacuna, decidí no ponerme el resto pues pensaba que no iba a estar mejor». Desde hace unos años Laura tiene que adaptar su vida a su cuerpo: «No puedo hacer planes con tiempo de antelación. Vivo al día y es muy lamentable que con 58 años mi vida casi no existe. Es un desespero constante». (Informa: Miquel Sánchez)

Carmen Zulema (58 años), de Almassora: «Ojalá hallen una cura y pueda recuperar mi vida»

Carmen es enfermera.

Carmen es enfermera. / Mediterráneo

"Me contagié en marzo del 2020. Fui de la primera ola. Casi cuando nos pusieron en restricción. Soy enfermera, estaba trabajando en electrocardiogramas y me contagié. Los primeros síntomas fueron tos, luego mucho malestar, dolor de cuerpo, diarreas y la fiebre. Realmente yo no me di cuenta, se percataron mis compañeras de trabajo porque veían que me fatigaba y me ahogaba. Usábamos la mascarilla pero me veían mal. Al hacer las pruebas, vieron la sintomatología de covid persistente. Busqué al grupo de apoyo. Dijeron que era 15 días pero pasaron meses y seguía estando mal. Me ha quedado la fatiga, se me desencadenó fibromialgia poscovid, dolor de cabeza que requiere terapia neural (me inyectan en la cabeza un anestésico diluido porque siempre siento como un gorro de látex que me presiona la cabeza). Estoy con una fisioterapeuta que está haciendo un estudio en Valencia y me hará un tratamiento para estos dolores de cabeza. No puedo correr. He mejorado en respiración porque hice terapia, acupuntura, psicológica", relata.

Carmen lo tiene claro: "Ojalá me recupere alguien día y pueda hacer todo lo que hacía antes, quiero sentirme útil". "Yo antes estudiaba, iba al gimnasio, trabajaba...Ahora puedo salir a caminar pero no llego para más deporte. Si hago algún movimiento me duelen las articulaciones propia de la fibromialgia", añade.

Actualmente, trabaja en la consulta de Oftalmología en CSI Burriana II. "Me adecuaron mi lugar de trabajo por mi situación de salud. Antes estaba en el hospital de la Plana en endoscopias y entraba a quirófano. En la zona F técnicas especiales. Hacía todas las técnicas, ahora no puedo. Estuve de baja laboral en el covid, volví a trabajar, luego casi dos años de baja por el covid al desencadenar fibromialgia y problemas respiratorios. Tuve neumonía bilateral cuando me contagié y siempre tengo un dolor en el lado izquierdo de mi espalda, eso me ha quedado. Ojalá con los años encuentren no ya una cura pero sí que nos haga encontrarnos mejor", concluye. (Informa: Noelia Martínez).

Natalia (43 años), de Benicàssim: "Duele mucho porque la gente te ve y te dice: 'Qué bien estás'"

"Me contagié de contagié de covid en enero del 2021. Era como si tuviera un catarro fuerte que no se pasaba. Me di cuenta de que tenía covid porque otra compañera dio positivo y en Urgencias me hicieron el test y di positivo. Los síntomas fueron modificándose y algunos empeoraron: dolores de espalda, pierna, nuca, no poder mantenerme en pie, agotamiento muscular", recuerda Natalia, de 43 años y afectada por covid persistente.

"Los primeros meses estuve sin salir de casa: no podía mantenerme en pie ni hacer la comida ni ducharme. Ahora me cuesta, sigo teniendo muchas limitaciones pero ya puedo salir de casa, pero con una silla. Tengo fibromialgia y me han dicho que es derivada del covid, depresión en tratamiento, ansiedad por cómo me ha cambiado la vida, problemas de memoria igual voy a tender la ropa y estaba cocinando y se me olvida, o no me acuerdo de lo que iba a hacer hay gente que lo ve normal pero yo sé que no, no son simples despistes, es más que eso. Mucha dificultad para entender textos o si una persona habla muy rápido", añade.

La incomprensión es otra constante. "Duele mucho porque la gente te dice qué bien estás y no sabe que esa persona que ha salido a la calle después de dos semanas en casa para recuperarse de una recaída. Y luego eso va a suponer tener que estar toda la tarde tumbada para recuperase de esa pequeña salida", lamenta.

De tratamiento para el dolor toma medicamentos, pues es algo crónico ya. "He ido a un tratamiento experimental en Valencia, estuve unos meses yendo una vez al mes me ponían un goteo por una proteína que tiene la gente con covid persistente y hacía que se quitara porque podía ser la causante. A mí no me ha funcionado", explica. A fecha de hoy, tiene una incapacidad permanente total. "Antes yo tenía mi trabajo y ganaba bien para mantener a mi familia. Y ahora cobro el 55% de lo que era mi sueldo. Mis dos niños pequeños y yo, sobrevivimos", afirma.

Tracking Pixel Contents