Entrevista | Asunción Vicente Valls Exvicepresidenta del Colegio de Farmacéuticos de Castellón

Testimonio en Castellón por el 8M: «Era una lacra que la mujer necesitara la autorización del marido»

Con 42 años al frente de su farmacia y 27 en la junta directiva del Colegio, es un referente en su profesión. Ya jubilada, ha debutado como novelista

Asunción Vicente, en su época de farmacéutica.

Asunción Vicente, en su época de farmacéutica. / Mediterráneo

Castellón

¿Cómo recuerda sus inicios como farmacéutica? 

Fueron tiempos duros. Después de acabar mis estudios abrí en 1979 una farmacia en la avenida Valencia de Castelló, que en aquella época estaba rodeada de olivos y naranjos, con calles de tierra. Era una zona que tardó en progresar, pero poco a poco se fue desarrollando hasta convertirse en una de las principales arterias de la ciudad.

¿Le costó más poner en marcha su proyecto por ser mujer? 

Lo cierto es que aunque hay muchos problemas de desigualdad, en mi experiencia personal he sido afortunada. De hecho, en los estudios de Farmacia siempre hemos sido muchas mujeres y no ha habido problemas de machismo.

¿Tuvo que presentar alguna autorización de su marido para poder abrir la farmacia? 

No, porque bastaba con estar colegiado. Sin embargo, una amiga mía que abrió su establecimiento unos diez años antes sí necesitó la firma de su marido para cuestiones como pedir un préstamo. Ese tipo de cosas eran una lacra que por fortuna ya ha desaparecido.

¿Cómo fueron aquellos primeros años en su farmacia? 

Al principio era muy pequeña y yo tenía que hacerlo todo, un montón de guardias, incluso podía encadenar todo el fin de semana. Además, la gente no tenía tantos conocimientos sobre medicamentos como ahora y tenías que trabajar con recetas manuscritas de los médicos e incluso realizar algún que otro preparado en plena noche.

Asunción Vicente firma ejemplares de su primer libro como novelista.

Asunción Vicente firma ejemplares de su primer libro como novelista. / Mediterráneo

Con los años se incorporó a la junta directiva del Colegio de Farmacéuticos de Castellón. ¿Cómo fue su labor en la asociación?

Estuve durante varias etapas, por un lado once años como vocal de Alimentación, ocho años como secretaria y otros ocho como vicepresidenta. En esta última época, por ejemplo, creé un Aula de Cultura y Literatura de corte divulgativo.

¿Cómo ha evolucionado la labor de los farmacéuticos?

La profesión ha cambiado mucho, sobre todo con las nuevas tecnologías. Las farmacias se han convertido en centros sanitarios públicos de titularidad privada que hacen mucho por la educación sanitaria. Durante la pandemia del covid fuimos una auténtica fuerza de choque porque la gente no podía ir a los centros de salud que estaban colapsados pero venían a las farmacias.

¿Cómo vivió esa época?

Las primeras semanas fueron una batalla para conseguir guantes y mascarillas. Queríamos protegernos pero nos prohibieron adquirirlas y las primeras que tuve eran de papel. También usé plásticos en el mostrador hasta que nos llegaron las pantallas aislantes.

¿Qué otras funciones de una farmacia destacaría? 

Una farmacia realiza una gran labor social en un barrio, con la gente mayor, por ejemplo. Y ese aspecto es aún más notable en el medio rural, por eso los pueblos no pueden quedarse sin una farmacia cuando encima el médico a lo mejor solo va dos días a la semana.

Después de una vida dedicada a la salud, ha dado el salto a novelista. ¿Cómo dio este paso? 

He viajado mucho por Grecia, me apasiona porque son las raíces de nuestra cultura. Ahí descubrí a Sophie de Marboix, que contribuyó mucho a la independencia griega en 1821. Sentí la necesidad de contar su historia y el resultado fue Viaje a la libertad, una novela histórica que ya va por la segunda edición. Además, me ha dado la oportunidad de realizar charlas como la que daré este viernes 7 de marzo a las 19.00 horas en el Menador.  

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents