Los médicos de Castellón piden tiempo, supervisión y formación para aplicar la inteligencia artificial

Sanitat prueba un robot que conversa con pacientes y da citas o hace seguimiento con llamadas automatizadas

Imagen del Hospital La Fe de Valencia, donde ha empezado a implementarse el asistente virtual.

Imagen del Hospital La Fe de Valencia, donde ha empezado a implementarse el asistente virtual.

Carmen Tomás Armelles

Carmen Tomás Armelles

Castellón

Su nombre es Lola y tiene voz de mujer. Pero no es una persona, sino un asistente virtual que conversa telefónicamente con los pacientes de Atención Primaria. No les ofrece un diagnóstico, ni sustituye médicos, pero se está utilizando para realizar el seguimiento de los pacientes crónicos con llamadas automatizadas o para dar citas a la población por teléfono. Hace preguntas, responde y criba la prioridad de la dolencia de la gente. Es el primer atisbo de la Inteligencia Artificial (IA) en la sanidad pública valenciana y la primera piedra de la estrategia digital de salud de la Conselleria de Sanitat, presentada el 29 de octubre. 

«Hay evidencias científicas de su alto grado de eficiencia y su aceptación», reconoce María Ángeles Medina, presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, quien elabora una tesis doctoral sobre la aplicación de la IA en los centros de salud. Según los datos recopilados por Medina a través de un millar de encuestas a profesionales sanitarios de toda España, solo tres de cada 10 médicos apoyan por completo su uso; el resto es reticente a su implantación. Medina apunta a la necesidad de la «formación de los profesionales, para que sea mejor aceptada». 

Formación

La vocal de Atención Primaria del Colegio Oficial de Médicos de Castellón, Bárbara del Mazo también considera necesario que haya una formación para los profesionales. «Es el gran handicap actual, tanto el desconocimiento por parte de los sanitarios como de los usuarios de la aplicabilidad de la IA, como de los comandos y funciones de programación dentro del ámbito sanitario diario. Esto implicará trabajar codo con codo con programadores y tecnólogos para el correcto desarrollo de las funciones de la IA. Será necesario dedicar un gran esfuerzo en medios y tiempo», apunta Del Mazo.

Supervisión

Por su parte el presidente del sindicato médico CESM CV, el castellonense Alejandro Calvente, se muestra cauto. Respecto al asistente virtual, Calvente considera que «si puede ayudar a mejorar la citación nos parece positivo». Sin embargo, advierte de la necesidad de que haya una supervisión para ajustar las agendas y poner límites al número de citas asignadas a cada facultativo para asegurar que se da a cada paciente el tiempo que necesita y recibe la atención que precisa (cita con enfermería, realizar trámites...). «60 pacientes por día para un médico es una locura», advirtió Calvente, que añadió que es una agenda única y las agendas de los médicos no se pueden conectar con el robot.

En general, Calvente defiende lo que contribuya a aliviar la sobrecarga burocrática pero matiza que, en caso de que la IA se aplique en otros campos más allá de la gestión de citas, será necesario que haya una formación previa y tiempo para poder implementar la nueva herramienta

Futuro «prometedor»

Por su parte, la vocal de Atención Primaria del Colegio Oficial de Médicos de Castellón (Comcas), considera que «el ámbito de aplicación de la inteligencia artificial (IA) en nuestra práctica diaria parece prometedor». «Desde herramientas de citación-triaje para la estratificación de pacientes y la desburocratización de la consulta, la integración de la IA para reclasificar aquellos pacientes dentro de nuestros programas de crónicos que merecen una atención prioritaria, o la creación de aplicaciones que puedan apoyar al clínico en la toma de decisiones, en la lectura de pruebas diagnósticas o sugiriendo la última evidencia científica dentro de los diagnósticos activos de nuestros pacientes. Las utilidades son casi infinitas». Ahora bien, «deben adaptarse a las características de unos usuarios, pacientes y sanitarios», advierte Del Mazo. Y es que «integrar estos avances en el día a día de la Atención Primaria requiere de tiempo y una colaboración estrecha con los desarrolladores para obtener resultados». «También demandan cercanía, empatía, confianza y en definitiva humanidad, que es algo que un algoritmo nunca podrá ofrecer», sintetiza Del Mazo. En definitiva, «la esperanza depositada en la IA se podría resumir en la palabra tiempo: tiempo de calidad en la atención, tiempo para dedicar a la comunidad y tiempo para enfocar las consultas en el paciente.»  

El robot ya ha atendido a más de 5.000 pacientes

La prueba piloto del asistente virtual en los departamentos de salud de la Comunitat estaba prevista para el último trimestre del año 2024. Pero, como en todo, la dana cambió los planes del departamento del conseller Marciano Gómez. Pese a ello, su implantación se ha acelerado porque Lola estuvo funcionando en el centro telefónico habilitado en el hospital la Fe de València para atender a los pacientes de la zona cero y, también, para comunicarse con los enfermos vulnerables. Según el balance ofrecido por Sanitat, Lola contactó y realizó seguimiento a 5.026 pacientes crónicos y detectó 2.281 llamadas urgentes, que derivó inmediatamente a sanitarios especializados.

Tanto Sanitat, como María Ángeles Medina, presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Sovamfic), insisten en que Lola es un soporte, una ayuda. Ese era el espíritu del decreto de Atención Primaria, defendido por el Consell, que se ha quedado congelado para «priorizar la gestión de la dana», según explicó el conseller en rueda de prensa, pero que no contaba con el respaldo de la mayoría de sindicatos. 

Este asistente virtual se aplica también como proyecto piloto en el Hospital Universitari General de Catalunya para mejorar el seguimiento post-urgencias de los pacientes del Hospital y reducir la carga asistencial. Lola telefonea al paciente que ha acudido a Urgencias para recoger datos sobre su salud, cómo está y cuáles son sus síntomas. La función es detectar cualquier síntoma o cambio importante a tiempo y comunicárselo a los profesionales clínicos, para que puedan contactar con el paciente personalmente. 

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