Senderos azules: 28 kilómetros de aventuras junto al mar en Castellón

La provincia suma este año un nuevo distintivo para un recorrido por el litoral de alto valor paisajístico, el de Sòl de Riu (Vinaròs), ideal para hacer turismo. Con este ya son 10 liderando la oferta de la Comunitat

Sendero Azul Parque Litoral Playa del Pinar

Sendero Azul Parque Litoral Playa del Pinar / Gabriel Utiel

Noelia Martínez

Noelia Martínez

Castellón

Si las banderas azules son la recompensa máxima a las playas de más calidad de Castellón, el mismo organismo que las concede, la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), ha otorgado en este 2025 a Castellón una nueva distinción en la categoría de senderos azules, de modo que ya son diez y sitúan a la provincia como líder en la Comunitat Valenciana, frente a los 9 de Valencia y los 7 de Alicante.

Castellón, tras incorporar como novedad el sendero Jardí de Sòl de Riu, de 1,4 kilómetros, suma ya en total 28 kilómetros para recorrer a pie o en bicicleta, junto al mar o próximo a este, con todo el encanto de la flora, fauna y patrimonio singular, ya sea histórico o hidráulico, que pueda recorrer estos itinerarios de ocio, ideales como plan de fin de semana en familia, o en periodos vacacionales como la Semana Santa.

La entrega oficial de estos senderos azules por parte de Adeac se efectuó el 26 de marzo. Prácticamente, todas las poblaciones de la costa castellonense cuentan con un sendero azul, de sur a norte, salvo seis: la Llosa, Nules, Benicàssim, la Ribera de Cabanes, Torreblanca o Benicarló.  

Son rutas fáciles de realizar, sin desniveles, y de todas la que cuenta con un recorrido más largo es la de Almassora, en la desembocadura del Mijares, que comprende 9,5 kilómetros (a realizar en hora y media). La más corta, de medio kilómetro, es la del Faro de Orpesa (10 minutos).  

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Almenara

Casablanca: 2,74 kilómetros (40 minutos, fácil). Un mirador marca el inicio de este sendero, en un lugar que invita a disfrutar de las vistas de amaneceres y de los atardeceres; y donde destaca la estampa marinera de las casas típicas de pescadores. El siguiente punto es la Capilla del Carmen de la playa, donde acuden los feligreses del poblado marinero. Al pasar el primer tramo, el visitante se encuentra con un sendero de madera, hacia un camino de vegetación natural, una playa salvaje con una importante microrreserva, pequeña pero de elevado valor botánico. Se conserva en la zona vegetación endémica y especies, exclusivas de un territorio, raras o amenazadas, tales como la pelosilla de playa (silene cabedessedesii) o fauna como la canastera (glareola pratincola), siendo Almenara de las zonas más pobladas de la Península en esta especie. Al final del camino despunta un peculiar Eucaliptos centenario, un árbol punto de referencia para todos las barcas que pasan por esta zona del litoral desde hace más de un siglo (120 años). El sendero tiene zonas de descanso y fuentes.

Xilxes

Sentits: 5,91 kilómetros (1 hora y 30 minutos, fácil). Es un sendero que va de norte a sur, llano, idóneo para recorrer en familia a pie o en bicicleta. Transcurre por una zona urbana periplayera que atraviesa las playas de les Cases y el Cerezo, para luego ir a través del cordón dunar (zona cámping) en la playa natural más al sur, desembocando ya en la playa de la vecina localidad de La Llosa. El itinerario comprende microrreservas de flora de pelosilla de playa (silene cabedessedesii), una pasarela-mirador, playa accesible, dunas y otra playa natural con paso entre vegetación, cañizales y brezales. El sendero en su frente urbano se realiza a pie, existiendo una ruta alternativa para poder llegar a la zona de sendero más natural en bicicleta y poder realizar este tramo a dos ruedas. El usuario cuenta con servicios y zonas de descanso (chiringuitos, bares, WC públicos y fuentes).

Moncofa

Belcaire: 1,54 kilómetros. Los límites del río Belcaire en su desembocadura conforman uno de los estuarios de mayor belleza del paisaje litoral del Mediterráneo, enormes dunas de arenisca en su tramo inicial y gran variedad de avifauna y flora autóctona en su salida al mar, además de la reserva de galápago mediterráneo en sus márgenes. Al sur lo flanquean las playas de Pedraroja, Grao y Masbó, galardonadas con la Bandera Azul Europea; y al norte, playas vírgenes, restos de la torre Vigía de Beniesma y microrreserva de Flora del Estanyol. 

Almassora

Desembocadura del río Mijares: 9,5 kilómetros (1 hora y 30 minutos). La senda abarca un paseo tranquilo por el margen izquierdo del río Mijares, desde el mar hasta la ermita de Santa Quiteria. Al inicio, mucha vegetación palustre de carrizo, boga y cañas; presencia de agua permanente y mucha aves acuáticas. En el tramo medio, el lecho del río es más amplio y se ven construcciones hidráulicas para el riego como la Casa de les Reixes, les Reballadores y el Puente Nuevo (del siglo XVIII y declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Ya en lo más alto, el río se estrecha y se aprecian árboles como el álamo, chopo u olmo; el azud y el puente medieval de Santa Quiteria (del siglo XIII, declarado también como BIC).

El sendero dispone de diversos observatorios, torres y miradores para disfrutar de la avifauna, pues cerca de 100 especies de aves habitan de manera temporal o permanente el humedal protegido.

Burriana

Clot de la Mare de Déu: 3,01 kilómetros (45 minutos, fácil). Todo el sendero azul discurre por el Paraje Natural del Clot de la Mare de Déu, un bosque típico de ribera en la desembocadura del cauce fluvial del río Anna. Se abastece de agua dulce subterránea proveniente de un surtidor natural que fluye en dicha área. El camino transcurre por los costados del cauce, a la sombra de su vegetación, a escasos dos metros del agua. Una vez llegas al mar, una pasarela permite cruzar de un lado a otro completando así los tres kilómetros del recorrido, que también es accesible desde la playa, sin desnivel. Como puntos de interés, resaltar la Torre del Mar y la Ermita de la Mare de Déu de la Misericordia. De vegetación, destacan los olmos, sauces, llidoners y chopos.

El nacimiento natural del paraje, frente a la ermita, propicia una vegetación de macrófitas que convive con la típica de ribera, aprovechada por la avifauna acuática y de ribera como zona de descanso. Una cartelería informativa va describiendo las especies de flora y fauna más típicas del Clot.

Castelló

Playa del Pinar-Parque litoral: 1,78 kilómetros (20 minutos, fácil). A través de diferentes elevaciones y desniveles se pretende recrear las dunas características de las playas, a la vez que el relieve sirve para establecer el recorrido del paseo en este parque litoral.

Orpesa

Paseo del Faro: 0,56 kilómetros (10 minutos, fácil). El paseo del Faro de Orpesa es un sendero azule con leve desnivel en la abrupta orografía que divide las playas de La Concha y Morro de Gos, ambas con bandera azul: el Cabo de Orpesa. En este tramo destaca la Torre del Rey (siglo XVI), una torre vigía construida para los ataques piratas de la época y visitable durante los meses de invierno los viernes con previa inscripción; y en verano, todas las tardes de martes a domingo. El Faro, inaugurado en 1859, es una obra de ingeniería pública de la época. Más al norte se divisa una pequeña isla conocida como la Illeta, de valor paisajístico. Este recorrido permite disfrutar del espectáculo de los rompientes en los acantilados del cabo y de las maravillosas vistas de las playas Morro de Gos, en el extremo norte, y les Amplàries.

En el sendero, galardonado desde el año 2014, se puede disfrutar al tiempo que se pasea de especies de flora como el palmito, las jaras, el pino mediterráneo, las chumberas y piteras.

Alcalà de Xivert

Playas Carregador y Romana: 2,09 kilómetros (30 minutos, fácil). El sendero azul comprende un itinerario desde la playa del Carregador a la Romana, ambas galardonadas con el distintivo de bandera azul. Arranca en el centro de la playa del Carregador, con pavimento y vallas de madera, en un sistema de pasarelas con un acceso peatonal de escalones y también rampa para discapacitados.

¿Dónde termina? El final de este recorrido junto al mar se puede establecer al final de la playa Romana, en un entorno donde existen también accesos de madera adaptados y una zona de descanso con bancos de madera.

Esta senda, según indican desde la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), nace como elemento de protección y regeneración del sistema dunar existente en las playas Carregador y Romana, así como de sus especies, principalmente vegetales, que conforman su ecosistema. La duna está comprendida entre ambas playas, cuyas arenas contribuyen a su formación. Y las rocas de base forman la llamada Punta del Carregador, también llamado Roquer Martí.

«La duna está sometida a los vientos que de una o de otra playa la alcanzan, lo que le da una configuración irregular, no la de la clásica duna con figura de luna; así pues está compuesta de numerosos pequeños montículos de escasa longitud. Es ejemplar único tanto en vegetación como en ubicación», manifiestan de cara a aprovechar el paseo por esta zona del litoral. Y es que se trata de un sendero azul integrado en el espacio natural y evita que la presencia de los usuarios lo dañe y erosione.

Las principales especies vegetales que puede ver el turista son: barrón (ammophila arenaria), cardo corredor marino (eryngium maritimum), azucena marina (pancratium maritimum), mielga marina (medicago marina), pegamoscas (ononis natrix), berza marina (calystegia soldanela) y gamoncillo (asphodelus ayardii).

Peñíscola

Dunas de Peñismar: 4,08 kilómetros (1 hora, fácil). El sendero azul de las Dunas de Peñismar lo compone un circuito de pasarelas de madera que ha propiciado la recuperación de parte del sistema dunar de la playa Norte de Peñíscola. Estas zonas de arena son elementos del paisaje que acogen numerosas especies de flora y fauna, pero además constituyen defensas naturales que protegen la playa cuando es impactada por los temporales que provocan la alteración y erosión de la costa, tal y como resaltan los expertos de Adeac.

Vinaròs

Jardí de Sòl de Riu (nuevo): 1,4 kilómetros (15 minutos). En este espacio del litoral de Vinaròs, que se incorpora en este 2025 al listado oficial de los senderos azules de la provincia de Castellón, se puede observar la evolución de cómo ha ido cambiando la costa durante cientos de años, antes del desarrollo urbanístico. El sendero azul de Sòl de Riu transita por el espacio natural conocido con el mismo nombre, que corresponde con el curso de un río próximo a su desembocadura. «Es un área del litoral de la Comunitat Valenciana que apenas ha sufrido transformaciones en los últimos siglos. Los acantilados de esta zona son testigos del paso del tiempo, en ellos pueden observarse las diferentes capas de suelo, la evolución de sus tipo y los microambientes que se han sucedido a lo largo de la historia geológica de este enclave», indican como información valiosa para los castellonenses o visitantes que decidan recorrerlo. «También el clima y el mar han hecho posible la formación de este paisaje, en el que podremos ver las curiosas formas y adaptaciones que adopta la vegetación azotada por el intenso viento y la sal marina», concluyen desde Adeac. 

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