Andrea, la joven que se fue de Barcelona para vivir entre animales en un pueblo de Castellón: "Me ha explotado el Instagram"
Villores arrasa en redes gracias a la nueva 'influencer' del mundo rural
Su perfil de Instagram ha acumulado más de 14.000 seguidores en apenas un mes

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A los 26 años, Andrea ha conseguido lo que muchos sueñan: vivir en paz, rodeada de naturaleza, animales y personas que se cuidan como una gran familia. Dejó Barcelona para instalarse en Villores, un pequeño pueblo de Els Ports con apenas 20 vecinos, y en poco más de un mes ha enamorado a más de 14.000 seguidores en Instagram mostrando su vida rural (@andyybuu_rural). Pero su historia es mucho más que cifras. Es teatro, aprendizaje, cabras... y una misión clara: luchar contra la despoblación desde dentro.
Un viaje de vuelta a su pueblo de la infancia
Andrea tenía claro desde niña que quería vivir en el pueblo de su abuela. Asegura que ella soñaba en vivir junto a los animales y que no le importaba el barro. Pero sus padres le pusieron una condición: terminar sus estudios y sacarse el carnet. Lo hizo. Estudió interpretación, cursó un máster vinculado a medios como la radio y la televisión, e incluso pisó escenarios en obras de teatro amateur. Pero su meta no cambió.
Hace cuatro años dio el paso definitivo. Se mudó a Forcall, donde alquiló un piso, y convirtió una antigua fabrica familiar en una pequeña granja en Villores, el pueblo de su abuela.
Un día a día que arrasa en 'likes'
Allí, en medio de almendros y animales, ha construido una rutina que es envidiada y admirada por muchos a través de sus cuentas de Instagram y TikTok.
Madruga para sacar a sus animales a pasturar, se encarga de las redes sociales de una empresa local y da clases extraescolares de teatro a los niños de varios pueblos. Por la tarde, vuelve a la granja, donde la esperan sus tres cabras, tres gallinas, una yegua, un conejo, un perro y un gato.
Lo cuenta todo en su perfil de Instagram, que creó el 6 de marzo y que, en poco más de un mes, ha superado los 14.000 seguidores con vídeos que enamoran por capturar, precisamente, la belleza de lo simple. “Quiero enseñar mi vida maravillosa en el pueblo y luchar contra la despoblación”, dice.
Su 'familia' de "maestros de la vida"
Andrea no está sola. En Villores viven unas 20 vecinos, muchos de ellos mayores, pero que forman una pequeña comunidad unida. “Son como una familia”, afirma. Para ella, los vecinos son “maestros de la vida; me enseñan sobre plantas, agricultura y también cómo afrontar el invierno". Afirma que esa época del año: "Es diferente. La población se reduce y el frío te obliga pasar más horas sola y a conocerte más a ti misma”.
Asegura que: “las abuelas se preocupan por mí, se acercan a mi granja y me dan consejos”. “Estar en el bar junto a los vecinos es un aprendizaje constante”, insiste.
Al preguntarle por cómo hizo para aprender a tratar con animales e incluso montar a caballo, responde que: “El amor es la mejor forma de comunicarse con los animales, ellos me lo ponen muy fácil porque reciben mucho cariño por mi parte”.
Vivir sin estrés (ni alquiler alto)
Andrea defiende que en el pueblo se puede vivir bien. Paga poco alquiler, tiene ingresos estables gracias a su trabajo con el teatro y llevando las redes sociales de una empresa de Els Ports, y asegura que disfruta de un estilo de vida más desahogado que en la ciudad. “En Barcelona hay tanto por hacer que muchas veces no haces nada”, dice.
Reivindica la calidad de los servicios rurales: centros de salud con muy buena atención humana, escuelas pequeñas pero con docentes volcados en los niños, y una tranquilidad que vale oro. A quienes se lo piensan, les lanza un mensaje claro: “Hay que quitar el miedo a irse al pueblo”.

Andrea junto a su gallina María y sus cabras Marisa Vicenta y Concha / @andyybuu_rural
Sigue viviendo conectada
Aunque su día a día está ligado a la granja y a los animales, Andrea no vive aislada. Viaja adaptándose a sus animales; de hecho, hace poco visitó Milán.
Sueña con abrir una granja visitable, un lugar donde el turismo pueda experimentar lo que ella vive. Cree en el potencial de la vida rural, pero también en la necesidad de mostrarlo. Por eso, su presencia en redes es, para ella, una estrategia de vida.
“Quiero que la gente se enamore del pueblo como yo. Mostrar que hay otra forma de vivir”, sentencia.
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