El 50% de presos en tercer grado de Castellón se controla con pulsera telemática

En la provincia 90 personas que están terminando de cumplir su condena lo hacen en régimen de semilibertad como paso previo a su reinserción.

De ellos, 46 pernoctan en casa y llevan dispositivos que van desde la tobillera al control de voz , GPS e incluso control a distancia del consumo de alcohol.

La pulsera telemática se suele colocar en el tobillo y busca hacer compatible la reinserción y la seguridad.

La pulsera telemática se suele colocar en el tobillo y busca hacer compatible la reinserción y la seguridad. / Carratalá

Noelia Martínez

Noelia Martínez

Castellón

Aproximadamente un 5% de la actual censo de población reclusa en Castellón se encuentra cumpliendo condena en régimen de semilibertad o abierto, en tercer grado. Según detallaron desde Instituciones Penitenciarias (dependiente del Ministerio del Interior), son 90 las personas que han empezado a disfrutar de libertad de manera controlada y suponen un pequeño porcentaje sobre el total de la población reclusa que, entre los dos centros penitenciarios de Castelló y Albocàsser, suman 1.802 en toda la provincia.

Sin CIS en Castellón

En general, estas personas que se están preparando ya en Castellón para volver a vivir en sociedad, pasan a cumplir su condena ya no en la prisión propiamente dicha sino en otro tipo de centro penitenciario, un Centro de Inserción Social (CIS). En el caso de Castellón, que no cuenta con CIS, sí tiene como alternativa un local físico habilitado de medio abierto y adscrito al centro penitenciario I de Castelló.

Control a distancia

Los avances tecnológicos en los últimos años, además, se han consolidado y están permitiendo además la posibilidad de que personas que tienen el tercer grado, previa evaluación, puedan optar a irse a su domicilio a terminar la condena, e incluso volver a trabajar; ahora, eso sí, con un dispositivo tecnológico que permite un control a distancia. Una de las opciones, la más utilizada, es la pulsera telemática que se coloca en el tobillo y que en el caso de Castellón, la mitad de quienes tienen tercer grado, o sea, 46 personas, la llevan en la actualidad, de modo que pueden hacer vida relativamente normal en su domicilio, según cada caso personalizado en cuanto a horarios que deben cumplir en casa, dependiendo si han vuelto a su puesto laboral y el tipo de ocupación; y cumpliendo con todos los requerimientos, como ir a entrevistas de control, etc. dado que todavía no gozan de plena libertad.

Bajo el agua hasta 5 metros

Según explicaron desde Instituciones Penitenciarias, hoy en día, de los sistemas tecnológicos de vigilancia electrónica disponibles desde prisiones, son diversos y se programan las restricciones de movimientos por zonas u horarios según se determine. La más frecuente es la pulsera telemática que funciona por red telefónica, bien vía red conmutada (fija) o móvil, a través de las llamadas unidades celulares. «Se coloca como tobillera y se conecta a un programa informático y da aviso de donde se halla la persona», indicaron. Esta tobillera se puede sumergir en el agua hasta 5 metros de profundidad e incluso llevarla una persona con marcapasos. 

Continuar con la vida laboral

Otro sistema es la verificación de voz del condenado/a, a través de los teléfonos fijos ubicados en los lugares de control. Y una tercera opción son sistemas de seguimiento continúo de internos mediante tecnologías GPS, que permiten conocer la ubicación geográfica del sujeto en todo momento, y establecer zonas de estancia obligatoria o acceso no permitido. E incluso hay sistemas combinados de localización mediante pulseras telemáticas, con control del consumo de alcohol a distancia. «En definitiva, facilita al penado terminar la condena en el entorno familiar y social e incluso continuar su vida laboral y atender la indemnización de la víctima», explican. 

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