¿Por qué los jóvenes de Castellón no quieren trabajar en la cerámica? Estas son las soluciones del sector

Algunas firmas empiezan a flexibilizar condiciones para atraer talentos nuevos

Vídeo: María Oset fue alumna de la Escal y ha avanzado en el sector cerámico durante más de una década

Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

L'Alcora

Más de la mitad de los empleados de la industria de Castellón están en la cerámica. Un sector que es líder en exportación y se reinventa de manera continua. Tanto es así que su volumen de facturación alcanza los 6.000 millones de euros de facturación anual. A pesar de ello, la edad media de los trabajadores es de 46 años -y creciendo- y cuesta encontrar a jóvenes que den el relevo a los trabajadores más experimentados. «Hay algo que no hacemos bien», expuso el presidente de la Asociación de Técnicos Cerámicos, Juan José Montoro, en una jornada celebrada por esta entidad en la Escuela Superior de Cerámica de l’Alcora (Escal). «El sector se enfrenta al reto de garantizar el relevo con gente joven, comprometida y cualificada», añadió.

El alcalde de l’Alcora, Samuel Falomir -que asistió a la apertura de este evento junto al concejal de Promoción Económica, Pablo Delgado-, explicó que en las localidades del eje azulejero de la provincia «hemos visto como nuestros padres han trabajado en el sector, y tenemos una percepción negativa, por los trabajos a turnos y la sensación de estar pendiente las 24 horas del día por si había problemas». Un panorama que ahora ha cambiado. «Sigue siendo un trabajo pesado, pero no tanto, porque la maquinaria ha sustituido muchas labores», añadió.

¿Por qué los jóvenes no quieren trabajar en el azulejo? El director de la Escal, Isaac Nebot, reconoce que estos problemas pasan en otros actores de la economía, pero apunta a problemas de comunicación. «Las patronales deberían dar otra visión sobre esta industria, porque no me imagino que los portavoces del sector turístico en Canarias estén siempre hablando de los factores negativos. Siempre suelen acabar con una frase positiva», con el fin de atraer clientela. «Solo se habla de aranceles y noticias negativas, mientras los datos indican que, en la Comunitat, el nivel de negocio de la cerámica es parecido al del automóvil, ellos están en boca de todo el mundo y a nivel nacional no se conoce la potencia de nuestro sector».

Alternativas

La mesa redonda, que incluyó a responsables de centros formativos o empresas como Torrecid, detalló algunas de las posibles alternativas para hacer más atractivo al azulejo. Por eso, en algunas firmas ya toman medidas. Juan José Barreda, de la empresa de maquinaria Asitec, aportó que «fuimos pioneros en aplicar horarios de trabajo de 7.00 a 15.00 horas», al detectar que los empleados «quieren compatibilizar otras actividades al margen del trabajo».

Raquel Bou, de Equipe Cerámicas, reconoce el trabajo a turnos es un freno a la hora de meterse en una industria de este tipo. «Ojalá podamos parar los hornos de noche y los fines de semana, pero intentamos mejorar los turnos al máximo», con el fin de favorecer la conciliación. Alfredo García, director de Recursos Humanos en el Grupo Pamesa, defendió que las condiciones actuales «no son las mismas que en el pasado».

Una flexibilidad que también se detecta en aspectos como la edad de los aspirantes. «No hay edadismo», afirmó García, o en la incorporación de mujeres en tareas como de electromecánica. «Algunas de ellas causan furor», comentó Raquel Bou, de Equipe.

Formación

Uno de los participantes fue el prospector de la Conselleria de Educación y Formación, Manuel Collado, que reconoció cómo el número de personas que se forman en la cerámica es muy inferior a ramas como la informática o las actividades deportivas. «Se debe cambiar la tendencia», dijo. Para ello, apuntó a medidas como acelerar el desarrollo de la formación profesional dual, y agilizar la burocracia. Entre las posibles soluciones, se hizo referencia a la necesidad de reforzar las sesiones informativas en los institutos, para que conozcan todas las posibilidades que ofrece este clúster.

«No son lo mismo las condiciones de ahora que en el pasado»

La industria cerámica «es un sector muy sostenible y cada vez más tecnificado», destaca el representante del Grupo Pamesa, Alfredo García. Pese a ello, y que se trata «de una actividad que tiene muchas cosas que contar», reconoce que cuesta encontrar candidatos en determinados perfiles. «Igual no somos capaces de trasladar todo lo que hacemos de manera eficaz para hacerlo más atractivo», detalla, por lo que insta a «buscar fórmulas imaginativas, ya sea a nivel individual o dentro del clúster». Entre otras ideas, Alfredo García explica que las condiciones laborales «no son las mismas que en el pasado». Considera que hay un problema con la formación, porque afirma que hay «una brecha entre el número de personas desempleadas y las oportunidades de formación que se ofrecen para trabajar en el sector». Incluso añade que no solo se buscan a personas jóvenes, sino también a gente «con compromiso y experiencia» que quiera entrar en el azulejo.

«Una idea sería dar a conocer los casos de éxito en el sector»

La ponente del gigante de los esmaltes Altadia, Carmen Agut, afirma que los jóvenes de la provincia «nos tienen que ver como una opción, y por eso nos fijamos en los alumnos de la ESO y Bachillerato, para que conozcan lo que hacemos», a la vez que descubrir «lo potentes que son los ciclos y las alternativas de formación que tenemos en casa». Uno de los ejemplos más destacados es la labor de la Escuela Superior de Cerámica de l’Alcora, con un programa de estudios adaptado, en contraposición con «estudiantes de Química que puede que no sepan las materias primas». También comenta que sería interesante «exponer casos de éxito dentro del sector», para mostrar cómo gente que comenzó a descubrir la cerámica en su etapa de formación ha ido ascendido en el organigrama de sus compañías. Eso sí, reconoce que hay «perfiles que son fáciles de cubrir y otros que nos cuesta la vida».

«También hay un problema para hallar a nuevos directivos»

Conoció el paro durante la crisis de la cerámica de la pasada década, y después de dos años «de llamar a las empresas y no encontrar empleo», Juan José Barreda decidió establecerse por su cuenta con una firma de maquinaria cerámica que trabaja con algunos de los principales grupos del sector, y que en la actualidad cuenta con más de 40 asalariados. Opina que los jóvenes «tienen alternativas en otros oficios, y esto supone una dificultad para encontrar relevo en nuestras compañías». Algo que no solo se da con los puestos más bajos. «También hay un problema a la hora de encontrar a nuevos directivos», que sean el recambio de los actuales. Cree que una de las opciones es «inculcar a las personas de 14-15 años» el potencial que engloba el clúster, para empezar a encontrar a gente interesada en formarse a partir de la enseñanza secundaria. En el caso de su empresa, «tenemos a gente en prácticas, y muchos se quieren quedar».

«Tenemos que intuir las expectativas de las personas jóvenes»

Los cambios sociales de los últimos años tienen su correspondencia en la forma de encontrar talento para su incorporación dentro del clúster azulejero de Castellón. «Nos enfrentamos a un cambio generacional, las personas jóvenes tienen unas expectativas en el sector tenemos que intuir cuáles son para acercar posiciones». Del mismo modo, Raquel Bou, de Equipe, detalla que desde las empresas «no hacemos llegar los cambios dentro de las empresas, y aún hay quien piensa que quien no vale para estudiar, trabaja en la cerámica». Una situación que, defiende, es muy distinta: «Se gana dinero, los puestos de trabajo son estables y permiten a sus empleados tener un nivel económico elevado; además no hacemos contratos diarios o mensuales como pasa en otros campos». A todo ello le suma que en las fábricas «hay mucha tecnología, investigación y desarrollo. ¿Lo saben los jóvenes?», se pregunta.

«Ya llevo 13 años de trayectoria, y he tenido una evolución»

El suyo es uno de los casos en los que la formación específica le abre las puertas del mercado laboral, donde ha ido ascendiendo. En estos momentos es responsable de I+D y fritas en Younexa, una de las firmas de Altadia. María Oset reconoce que se matriculó en la Escuela Superior de Cerámica de l’Alcora «de rebote, porque no sabía qué hacer al acabar el Bachillerato». Fue una de las alumnas de la segunda promoción. «Entré y me gustó», explica, para añadir que al salir de este centro, «salí bastante formada, y tenía conocimientos de lo que debía hacer cuando entré en el mundo empresarial». Posteriormente, hizo un máster en la UJI. «Ya tengo 13 años de trayectoria, y he tenido una evolución», comenta, desde un puesto de técnico de control de calidad hasta su actual función. Su testimonio en la mesa redonda pretende dar a entender que el sector demanda a gente salida de esta formación.

«Los empleados con experiencia pueden obtener titulaciones»

El centro que dirige Jesús González, el IES Caminàs de Castelló, es uno de los espacios formativos de la provincia para los jóvenes que quieren estudiar ciclos formativos relacionados con el azulejo. «Somos centro autonómico de referencia para el sector», apunta, con titulaciones de grado básico, medio y superior. Su visión muestra los luces y las sombras del relevo generacional. Como puntos a favor está el interés creciente por inscribirse a la oferta formativa de su centro, cosa que en el pasado era más complicada. «El nivel de inserción es muy alto, y los empleados con experiencia pueden obtener titulaciones oficiales», puntualiza. En cambio, «esta industria ha sido muy voluble a modas y crisis en los últimos años», como el final del auge de la construcción de comienzos de siglo, o la reciente crisis de costes energéticos. «Hoy en día parece que todo el mundo quiere ser informático», menciona. 

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