Vox tira de la cuerda y tensa las relaciones con el PP en Castellón

Las relaciones a nivel municipal entre Partido Popular y Vox se encuentran cada vez más tirantes ante la creciente tensión que está aplicando sobre esa cuerda el partido de extrema derecha.

El último capítulo de un largo listado de choques entre ambas formaciones en los municipios castellonenses donde comparten ejecutivo vivió su punto álgido este mismo jueves, con la ruptura del pacto de gobierno bipartito en Almassora al presentar la renuncia la única concejala voxista, Elena González, después de que otros dos concejales salieran del grupo por desavenencias internas, lo que dejó al gobierno municipal encabezado por el PP en minoría.

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Polémica con un acto

Apenas hay que remontarse días atras para hallar otro choque de trenes, en este caso en Burriana. El alcalde del PP, Jorge Monferrer, desautorizó a su concejal de Cultura, Jesús Albiol (Vox), al denegar el permiso a Compromís para celebrar el evento Recuperem la Memòria, sobre memoria democrática, en un espacio municipal alegando que se trataba de «un acto privado de marcado carácter ideológico y político concreto y que carece de interés general».

No es un caso aislado en la población, pues en la hemeroteca aparecen otras polémicas donde se evidenciaron diferencias entre PP y Vox, como la retirada de libros LGTBI de la biblioteca o el veto a la compra de películas como Barbie.

También en las últimas semanas, en Vinaròs, Vox amenazó con dejar de formar parte del tripartito que integra junto a PP y PVI. Entre los motivos esgrimidos: una posible reestructuración del equipo de gobierno y el recurso al bautizado como caso Chatarra. Este ultimátum provocó la contestación de sus socios y, al menos por ahora, no ha llegado a materializarse.

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Castelló resulta el principal ayuntamiento de la provincia que se encuentra liderado conjuntamente por populares y voxistas y echando la vista atrás existen igualmente encontronazos vinculados en especial a cuestiones de igualdad o de memoria democrática, si bien lejos de la intensidad de otras localidades. Vox topó con una firme defensa de los puntos violeta directamente por parte de la alcaldesa, Begoña Carrasco, cuando elevó una moción al pleno celebrado a escasas horas del inicio de las fiestas de la Magdalena pidiendo que se sustituyeran por más puntos de seguridad «para toda la ciudadanía».

A vueltas con la cruz

Más recientemente, los voxistas han defendido, incluso a través de su líder provincial y presidenta de Les Corts, Llanos Massó, la restitución en el lugar original de la cruz retirada del parque Ribalta. A la contra, el portavoz del equipo de gobierno, Vicent Sales (PP), abogó por instalar un monumento en recuerdo de las víctimas de violencia, como recoge el pacto del bipartito, y recordó que la cruz del Ribalta todavía se conserva en otro espacio, la explanada de la iglesia de Santo Tomás de Villanueva.

Más allá de los consistorios, la salida de Vox del Consell el pasado julio supuso un punto de inflexión en la relación con los populares. La inyección de oxígeno que recibió este marzo el vínculo con el acuerdo para sacar adelante los presupuestos de la Generalitat parece estar al límite, al tratar la formación de Santiago Abascal de marcar de nuevo algunas distancias, esta vez en el ámbito local.  

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