José Carlos Díez, en las jornadas empresariales del Mediterráneo: "La crisis global es una oportunidad para España"
José Carlos Díez alerta del "desnorte industrial" de Europa ante la guerra económica entre EEUU. y China

Hay una guerra económica entre Estados Unidos y China, donde se juega la supremacía industrial del planeta con la innovación como factor decisivo. Una contienda en la que la Unión Europea no está, ni se la espera de momento. Esta es la explicación del complejo panorama geopolítico actual, según el economista José Carlos Díez, en su disertación ante empresarios, cargos políticos y agentes sociales reunidos en el Salón Orenes del Casino de Castellón.
Aranceles y populismo
La preocupación por el mando económico global ha pasado al primer plano a raíz del sistema de aranceles impuesto por Donald Trump. "El mundo se ha complicado bastante", expuso. "Después de periodos de integración económica, vienen tiempos de populismo, y Trump es un efecto de ello".
¿Qué le parece a este experto la política económica del líder del país más poderoso del mundo? "Me parece un disparate, y su política económica le irá mal, sobre todo a sus votantes", afirmó. "Es probable que en las próximas elecciones le pase factura al Partido Republicano de Estados Unidos".
En teoría, los aranceles se plantean para proteger la industria autóctona, pero en casos como la cerámica de Castellón, "los aranceles los pagan los clientes del azulejo, no los fabricantes de aquí".
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Las imágenes de las Jornadas Empresariales del Mediterráneo 2025 / Manolo Nebot
Lecciones de la historia
A Díez los aranceles le recuerdan a la autarquía que aplicó la dictadura franquista en la posguerra civil. "A España le fue mal del 39 al 57, hasta que se pusieron en marcha los planes de estabilización". "Tras el cambio, España creció del 60 al 73 a un ritmo del 7% anual".
China, el gran competidor
En el otro lado se encuentra China, que, pese a su crisis inmobiliaria y financiera, domina la creación de productos innovadores. Es el caso de las baterías para coches eléctricos. "Integran la tecnología que necesitan sus clientes de todo el mundo, saben gestionar empresas y comercializar con eficacia". "Son una máquina de desarrollo tecnológico, vinculado a la investigación que se hace en la universidad".
En cambio, afirmó que en España "no hay manera de colaborar entre la universidad y las empresas".
El coche eléctrico, campo de batalla
Uno de los escenarios clave de la pugna es el del coche eléctrico. Con esta tecnología y los bajos sueldos en China, "permiten que un coche se pueda vender en España por 24.000 euros, mientras que modelos similares europeos cuestan 75.000 euros".
Aseguró que "el coche eléctrico es el futuro". "Cargar un coche en casa cuesta un 90% menos que un motor de combustión; tengo un Tesla y no pienso volver a tener un coche de combustión".
Europa, sin rumbo industrial
Mientras tanto, lamentó que "hace años que no veo indicios de vida inteligente en Bruselas", donde "el único objetivo es la transición climática y reducir emisiones, sin tener en cuenta el empleo y los salarios".
"Europa se ha convertido en un sitio donde no se para de complicar la vida a la industria", dijo. Una decisión que, paradójicamente, "hace aumentar las emisiones, porque la producción se va fuera, donde se contamina más".
El informe Draghi y el mercado de emisiones
Hace un año se presentó el conocido Informe Draghi, elaborado por el ex primer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo. El documento advertía de la necesidad de que Europa deje de dar la espalda a la industria.
"Pasado este tiempo no hay ninguna medida prevista para cumplir con los objetivos; aquí no pasa nada: hacen planes y los guardan en un cajón".
Como ejemplo del "desnorte" europeo, mencionó el comercio de derechos de emisión. "Crearon un mercado de derechos sin tener un plan para desarrollarlo". "El mercado estaba ayer a 60 dólares en la UE, por debajo de 15 en China y 35 en California".
"Por tanto, hemos hecho un impuesto que nos hace perder competitividad, cuando deberíamos tomar medidas en positivo, sin cargarse nada".
China y la transición energética
Contrariamente a lo que se pueda pensar, en China sí se tienen en cuenta las medidas de descarbonización. "Hacen una transición muy propia y tienen una visión pragmática: en sus nuevos edificios exigen la aerotermia y el uso de electricidad". "Lo hacen con racionalidad económica, porque los combustibles van a morir, al ser más caros y menos eficientes".
Alemania y España, dos caminos distintos
Peor ve el panorama de Alemania, que "lleva 20 años equivocándose, con la decisión de cerrar nucleares para quemar carbón y gas natural y cediendo la estrategia energética a Putin".
¿Cuál es el papel de España? Dibujó una ranura para la esperanza. "Cuando se decide poner la factoría de baterías en Sagunt, se elige España porque los salarios son más bajos", explicó.
Aun así, señaló que "la crisis global es una oportunidad para España por los costes energéticos, pero falta la conexión a la red eléctrica".
Y sobre Castellón, apuntó que "se requiere el desarrollo de suelo industrial y redes eléctricas que distribuyan la energía". "Solo con eso, España llegaría al pleno empleo y a un aumento medio de los salarios", concluyó.
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