Circular por los caminos rurales de Castellón, a tan sólo dos kilómetros del casco urbano, se ha convertido en una odisea para los conductores y ciclistas que cada día utilizan estos viales para atravesar, en su mayoría, la marjaleria.

Mediterráneo recorrió ayer estos caminos con el fin de comprobar el mal estado en el que se encuentran en la actualidad.

El Camí Fondo es el que presenta un peor aspecto en sus diferentes tramos. El primero de ellos, el que une el Camin s con el PAU Gumbau, está repleto de baches, papeles y escombros, sobre todo en su margen izquierdo, y es el que se encuentra más cercano a la ciudad. El resto del camino, que discurre por las inmediaciones de la depuradora, también se hace intransitable debido a los numerosos socavones que obligan a los conductores a sortearlos, con el consiguiente peligro que puede suponer una maniobra de estas características en una zona estrecha, como es el caso de todos los caminos rurales.

CAMIN€S Y LA DONACIÓ

El Camin s y el Camí de La Donació son otras de las vías que presentan un peor aspecto. Los baches se repiten cada pocos metros y el paisaje, junto a las alquerías abandonadas, no invita precisamente, al paseo.

Por su parte, el Camí Taxida, aunque también necesita grandes dosis de alquitrán para solucionar el problema de los agujeros existentes en la calzada, no es el que se encuentra en peor situación. Igual ocurre con el Camí Vell de la Mar, el Camí Almalafa o el Camí de Sant Josep, situados a escasos metros de la ronda Este, una de las carreteras neurálgicas y más modernas en el cinturón de circunvalación de la ciudad. El primero de ellos combina el asfalto con la tierra a diferentes alturas, mientras que los otros dos también se caracterizan por las molestias ocasionadas por los desniveles existentes en la calzada.

La falta de señalización viaria en la calzada es otra de las dificultades con las que se encuentran los conductores que suelen utilizar estos caminos rurales. La mayoría de ellos no dispone de líneas que separen los dos carriles de circulación, circunstancia que mejoraría el paso de los turismos, además de proporcionar una mayor seguridad a los vecinos.

En la mayoría de estos casos, el Ayuntamiento de Castellón se ha limitado a rebachearlos aunque el incesante paso de vehículos ha provocado la desaparición del alquitrán en diversos puntos y la formación de innumerables socavones. Esta situación ha provocado molestias entre los usuarios de estos caminos rurales que suelen frecuentar estas zonas y que reivindican un mayor cuidado de las mismas con el fin de circular por la periferia.