Los valleros se sienten valleros por muy lejos que estén. Uno de los múltiples ejemplos podría ser el que acaba de protagonizar la joven Valeria, que vive en Italia. Hija de una vallera, aprovechó las fiestas de Sant Vicent para visitar el pueblo de su madre, vestirse de festera y participar en los actos festivos. Una decisión de la que, por supuesto, no se arrepintió. Todo lo contrario, se lo pasó en grande y ya piensa en repetir.