El Club Deportivo Castellón inicia el viernes una nueva aventura deportiva que puede llevarle a Segunda División. Y lo va a hacer desde la satisfacción del deber cumplido con creces en una liga regular en la que ha demostrado ser el mejor, hasta el punto de no perder un solo partido sin antes haberse proclamado campeón del grupo, algo sin precedentes en el fútbol español.

Pero a partir de ahora comienza una singladura nueva, en la que no va a contar el palmarés de los castellonenses que deberán justificar encuentro tras otro su aureola para lograr el objetivo.

No sé si el hecho de aparecer en todas partes como claro favorito es bueno o no, pero lo que sí es cierto es que la única manera de demostrarlo es trabajar con humildad, con sacrificio, jornada tras otra, con la misma disposición que lo hicieron en la pasada liga.

Al Castellón se le presenta, por primera vez, desde hace ocho años la posibilidad del ascenso y no estamos en condiciones de desaprovecharlo porque, llegar a la liguilla es importante, pero perderla sería enormemente traumático para el futuro del club.