La plaza de la Paz está gafada. Alguien le ha echado el mal de ojo, porque desde hace tiempo no levanta cabeza. Eso, pese a la remodelación del quiosco y la espléndida imagen del Teatro Principal.

El Banco Atlántico tenía unos porches, bajo los que los peatones circulaban con fluidez y no corrían riesgos. Ahora, han cerrado este paso, supongo, que por necesidades de la empresa, pero han dejado una punta de acerca de apenas un metro de ancha, en la que sucede lo que antes en la calle Mayor, es decir, si bajas un pie a la calzada se te puede llevar por delante un vehículo.

En la puerta del Teatro Principal instalaron unos puntos de luz pequeños que tenían cierto encanto, pero los rompieron a poco de inaugurarse. Han puesto otros más grandes y han corrido la misma suerte. Y respecto al quiosco, actualmente ofrece la imagen de un edificio modernista de una película de terror. Si a esto añadimos que las obras que hace tiempo están haciendo junto al Banco de España han conseguido que casi desaparezca la pintura al aire libre de Ripollés, habrá que pensar que esta plaza está gafada.