Leo Leo casi todos los días que la flota de cacos, incrementada por un buen número de inmigrantes en situación ilegal, sigue irrumpiendo en numerosas casas, así como en villas y apartamentos de la costa castellonense y especialmente, en la marjaleria.

Buscan generalmente los amigos de lo ajeno que la mayor parte de esas viviendas estén deshabitadas, para una mayor tranquilidad en el trabajo. Hay otros que ni siquiera entran a robar. Rompen o fuerzan la puerta, entran, buscan prendas de abrigo, se lavan, duermen allí y el día siguiente desaparecen.

Cuando estos hechos son denunciados por los propietarios, generalmente la policía da pelos y detalles de las circunstancias, pero pocas veces te llaman para comunicarte que los han detenido.

Así las cosas, la denuncia de los hechos se ha convertido ya en puro trámite para poder cobrar del seguro. Las pólizas aumentan y la inseguridad también porque además, estos personajes, si llegan al chalet de la carretera de Alcora suelen pasar pocos días a la sombra. Y vuelta a empezar.