Repasando viejas fotografías de nuestra ciudad puede observarse de inmediato el asombro crecimiento experimentado, por ejemplo, en el tema de la vivienda. Los jóvenes, -muchos de ellos atormentados por la compra de su futuro hogar-, deben entender que todos no pueden vivir en el centro de la ciudad y, efectivamente, asistimos a un masivo desplazamiento hacia las zonas de ensanche, algunas de ellas que incluso hace pocos años nos prohibíamos nosotros mismos.

La ubicación de la Universidad y la desaparición de las barreras del tren, ha inclinado de forma muy favorable las voluntades de nuestros jóvenes en edad de matrimoniar y su influencia ha sido decisiva a la hora de elegir vivienda. Castellón se ha visto privada, a lo largo del tiempo, de un crecimiento igualitario como consecuencia del eterno problema del viejo trazado de la vía que, ahora se ha demostrado, constituía un freno insalvable y que está propiciando una revolución impresionante en la urbanización de la ciudad en esta zona. Las favorables consecuencias que esto ha conllevado, a la vista están.