El año 1996, el Ayuntamiento iniciaba los estudios preliminares para definir un gran proyecto que se pudiera construir en los terrenos del aeroclub. Dos años más tarde, Gimeno presentaba, orgulloso, un complejo lúdico bautizado con el rimbombante nombre de Waterfront. El sueño del alcalde costaba más de 17.000 millones de pesetas. Nadie se acuerda de él. La actual propuesta se antoja interesante, pero habrá que valorarla con rigor para que no acabe siendo otro castillo de arena.

Periodista