El azulejo, si el Gobierno no está dispuesto a remediarlo, va a ser víctima de una gran injusticia. Y todo por haber hecho bien sus deberes y anticiparse en la política de reducción de emisiones contaminantes. Todo apunta a que la Administración hará pasar por el mismo aro a justos y pecadores y meterá a las azulejeras en el mismo saco que las eléctricas. ¿Es que no importan las inversiones previas para reducir las emisiones aplicando la mejor tecnología disponible? Será que no. Al final, lo único importante son las estadísticas, aunque en éstas no figuren los 6.000 empleos que se pueden perder. Eso sí, la ´culpa´ la tendrán los empresarios, por pasarse de ´listos´.

Periodista