El día 23 de abril de 1969 se concedía a Hostal Lolita, de Carmen Nonell, el primer Premio Armengot de Novela Corta. Desde entonces y hasta la presentación de Gaspar, de Francisco Pérez Bernal, en 1984, recibieron el premio y se editaron quince obras de autores de toda España. El nombre de Armengot llevaba envuelto al de Castellón, con una promoción del ambiente cultural de nuestra ciudad, que ya se ha repetido alguna que otra vez en el siglo XX y que tuvo un principio con la concesión por la Cámara del Libro de Madrid, el 7 de octubre de 1930, del Premio al Mejor Libro Impreso en España, en aquel año, por la obra Tomba Tossals, de Josep Pascual Tirado, con la cubierta y los capitulares de Bernat Artola, los dibujos de Pérez Dolz y las viñetas de Sales Boli. Inspiradora de la edición, era también la confirmación de que la Sociedad Castellonense de Cultura, creada unos años antes, ya se consideraba como una entidad de gran prestigio científico y literario, a través de su mágico Boletín.

El Premio Armengot nació con la ilusión de realzar las conmemoraciones de la Fiesta del Libro en Castellón. Al año siguiente de su última convocatoria, la firma Armengot volcó su entusiasmo y el valor de sus buenos contactos para la creación, en colaboración con el resto de libreros, de la Fira del Llibre. Son hechos que no deben contemplarse por separado.

LA HISTORIA La firma Armengot se fundó en 1865. Fue su creador José Armengot Rubio, quien comenzó por instalar un comercio de imprenta y papelería en la antigua calle de Zapateros, la vía comercial por excelencia, que hoy conocemos como calle de Colón.

Treinta años después, el 1 de julio de 1895, José Armengot inició su etapa como Concejal del Ayuntamiento, con Andrés Puig Gasulla como Alcalde y, hasta el final del siglo, colaboró con los nuevos ocupantes de la alcaldía, Joaquín Peris y Salvador Masip, en unión de otros concejales como Fernando Gasset y José Forcada, que después también serían alcaldes. Y así, hasta 1912, con Odilón Gironés al frente de la Corporación. El comercio, mientras tanto, tuvo que abrirse en su expansión en la antigua calle de González Chermá, hoy Enmedio, todavía en el barrio de la Purísima, donde ya se hicieron cargo del mismo los hijos del fundador, Francisco y José Armengot Gimeno.

El primero casó con Concepción Rocafort y el más joven con Anita Albi. José también fue concejal con el alcalde Salvador Guinot, desde enero de 1925, el año en que la banda de Bomberos la convirtieron en Banda Municipal, asumida totalmente por el Ayuntamiento. Por su parte, Carmen, la hermana, contrajo matrimonio con el funcionario valenciano de Obras Públicas, Eduardo Codina Ballester.

En aquellos años veinte, la imprenta fue trasladada a su emplazamiento de la Ronda Vinatea, desde donde irradió su prestigio industrial de las artes gráficas, desde sus cuidadas impresiones de libros, revistas y periódicos y sus históricos servicios de material impreso para las corporaciones locales de toda la región. Y al tiempo, el apoyo y padrinazgo a la Sociedad Castellonense de Cultura con la creación y continuidad de su Boletín, editado por primera vez en 1920, formando piña con aquellos sabuts irrepetibles, Salvador Guinot, Ricardo Carreras, Juan Carbó, Sánchez Gozalbo y Luis Revest a quienes se fueron añadiendo los personajes de la cultura de entonces, también de las épocas posteriores.

Al final de la guerra civil, desaparecido Francisco Armengot Gimeno, sus hijos Francisco (1914-1987), que contrajo patrimonio con Fina Climent, y José (1916-1980), que se casó después con Lidón Mas, se incorporaron de pleno al negocio, ya en Enmedio número 21, entre San Miguel y el cine Royal. Carmencita Armengot se casaría con el notario José María Rueda. Y personalmente, tuve el gozo de entregar 35 años de mi vida a la sección de libros, la Librería Nacional.

En el mundo de las artes gráficas, papelería y de los libros, Armengot es como un sustantivo más, una referencia cultural, comercial y de la industria gráfica. Varias generaciones han tenido amplio y variado trato con Paco y Pepe Armengot. El mayor, heredó la finura, la exigencia profesional como artista, amante de la obra bien hecha. Pepe era el genuino castellonero de siempre capaz de brillar en política y en relaciones públicas y humanas.

Fue secretario del Casino Antiguo de muy joven y, después, concejal del Ayuntamiento con Carlos Fabra Andrés de alcalde, al que siguió como diputado provincial, presidente de su Sindicato y diputado nacional. También apóstol en Magdalena.

Empujados los Armengot para ser alcaldes de la ciudad en varias ocasiones, lograron que lo fuera Eduardo Codina, otro Armengot, con el que se sentían muy hermanados.

Y en los últimos tiempos, consiguieron la concesión por la Jefatura Nacional del Movimiento para la impresión en exclusiva de los textos oficiales de la asignatura de Educación Cívico-Social, la política, para difundir el nombre de Armengot y de Castellón por la España de las décadas de los sesenta y setenta.