Música brasileña, batidos, samba y un nombre tan sugerente como Iemenja --según la leyenda, mujer brasileña que se suicidó por amor arrojándose al mar-- esconde tras los colores vivos de sus paredes una de las iniciativas más interesantes que se han puesto en marcha en la ciudad para la reinserción de colectivos con dificultades, en este caso extremas, como el de las trabajadoras sexuales. La cafetería Iemenja, en la calle Navarra de la capital de La Plana, es más que un bar de estilo brasileño; es, o al menos lo será, una de las pocas oportunidades que se encontrarán decenas de mujeres para abandonar las redes de prostitución en las que un día se vieron atrapadas.

Proyecto pionero en el marco europeo, Iemenja permitirá, sobre todo, ofrecer un primer contrato de trabajo a las trabajadoras sexuales con el que se facilitará la regularización de las chicas, ya que, tal como apuntó Olaya Castell, presidenta de la ONG Causas Unidas, todos los casos que la organización ha encontrado en su trabajo de campo son de mujeres inmigrantes sin papeles. Una situación que les impide lograr contratos en empresas que, si no tuvieran que superar el escollo burocrático, se muestran favorables a colaborar en su inserción laboral. Conseguida la regularización, se trataría de que estas mujeres lograran otros trabajos, de manera que Iemenja pudiera comenzar a trabajar con otras chicas, con contratos rotativos.

"Cansadas de pedir ayuda, decidimos crear este local", explica Castell sobre la búsqueda de colaboración de las instituciones, cuya actitud les llevó incluso a escribir una carta al Rey.

Pero Causas Unidas no ha estado sola; junto a la ONG ha trabajado la Fundación Isonomía, a través del Grupo de Indagación, Análisis y Trabajo (GIAT) de Trabajo Sexual. La coordinadora de la fundación, Alicia Gil, hizo hincapié en la importancia de una proyecto "sin parangón" que permitirá que "las mujeres víctimas de redes de prostitución puedan abandonar ese trabajo", ya que "las personas que están ahí están pidiendo salir de las redes de prostitución, pero no se atreven porque se encuentran totalmente desprotegidas".

Sin ayudas

Los fondos Equal y el crédito a tipo cero facilitado por la Fundación Caja Rural Castellón han sido la única ayuda que ha recibido el programa para hacer realidad este proyecto. Así, Olaya Castell indicó: "Hemos hablado con entidades políticas, con el Ayuntamiento, la Diputación o Bienestar Social, y ninguna de ellas nos ha prestado su colaboración".