En la calle Churruca del Grao, junto al bar Valverde del distrito marítimo de Castellón, existe una zanja de grandes proporciones que sigue siendo desde hace tiempo la comidilla de los vecinos y de todos quienes la contemplan. No recuerdo una cosa igual en mi vida. Se trata de una obra que se realizó hace tres años, según me cuentan, para la acometida de luz al Real Club Náutico cuando el Rey inauguró sus nuevas instalaciones a finales de junio, coincidiendo con la celebración de la Regata Castellón-Costa Azahar, en la celebración de la fiestas de Sant Pere. Lo cierto es que desde entonces está abierta la zanja en cuestión, han colocado sobre ella dos vallas metálicas, tal vez para disimular y hasta han crecido plantas y árboles en su interior.

Supongo que existirán razones para intentar justificar la presencia allí de la mentada zanja, pero desde luego va a ser muy difícil por parte de quien corresponda explicar los motivos por los que este desatino hace tres años que está abierto y sigue en su mismo estado, con el consiguiente malestar que ha levantado esta situación entre los vecinos y afectados.

Amén de ser una vergüenza, representa un atentado constante para la integridad física de quienes frecuentan la zona.