Las operadoras de telefonía móvil aseguran que, según la comunidad científica, la potencia generada por las antenas de estaciones base de telefonía móvil es demasiado baja para producir riesgos para la salud humana.

También explican que ha sido necesario aumentar el número de estaciones base en las ciudades para asegurar el servicio de telefonía móvil a todos los usuarios.

Según indican, lo mejor es que las antenas no sean retiradas de los cascos urbanos, ya que así los operadores emiten con menos potencia y sitúan los niveles de radiación bastante por debajo de los límites.

Aseguran que alejar las antenas de los centros urbanos obligaría tanto a la estación base como al terminal móvil a emitir con mayor potencia, elevando considerablemente los niveles radioeléctricos y perjudicando de esta manera la calidad de la comunicación.