Paco Vicent recibió ayer el adiós emocionado del Castellón que tanto amó. La concatedral se quedó pequeña para acoger al todo Castellón en su despedida a Quiquet de Castalia. El féretro accedió a Santa María al son de La Marxa de la Ciutat, que interpretó la Colla de Dol§ainers, y a hombros por miembros de Els Llauradors y paliers de la Mare de Déu. Le seguía la viuda Chelo y sus hijos Magda, Lidón y Jaime, con Diego, Juan y Laura y familiares.

La bandera de la ciudad cubría el ataúd sobre el que reposaba un ramo de rosas, y ramas de romero y tomillo. Ofició el funeral el obispo Juan Antonio Reig Pla, al que acompañó el deán José Burgos, Josep Miquel Francés, además de varios capellanes. La Coral Vicent Ripollés puso la nota musical.

El obispo, en su homilía, confió en que Sant Francesc de la Font le hará de embajador en el Reino de los Cielos. En la ceremonia también estuvo presente el amor que profesó a Castellón en todos sus flancos: Els Llauradors, la Cofradía de Santa Mª Magdalena o Els Cavallers, sin olvidar su lucha por las festes de carrer y su carácter risueño, que hacía de él un niño grande.

Ayer, todo este mundo estuvo presente. Desde el político, encabezado por el alcalde, Luis Gimeno; el vicepresidente de la Generalitat, Víctor Campos; el presidente de la Diputación, Carlos Fabra; el delegado del Consell, Ximo Borrás, los ediles Miquel Soler, Pepe Pascual, Ximo Torres, Alberto Fabra, J. Pérez Macián, Marisa Ribes y Juan Gallén, hasta el mundo de la festa y de la cultura, como Juanjo Trilles, Vicent Pau Serra, José Juan Sidro, Jesús López, Pere Duch, Carlos Murria, José Vicente Ramón, Rafael Lloret, Manolo Carceller, Josep Antoni Pradells, Santiago López, Luis Viciano... También la reina de las fiestas Elena Llopis y su madre, Pilar Gimeno.