La Iglesia y los cristianos tienen derecho a manifestar su opinión de manera cordial "sin que se radicalicen las situaciones y esto derive en una profunda confusión". Esa fue ayer una de las principales reivindicaciones que el obispo de la diócesis de Tortosa --a la que pertenecen los pueblos de las comarcas de Els Ports y Maestrat--, Javier Salinas, realizó al referirse a la relación actual entre la Iglesia y el Estado, en su comparecencia ante los medios de comunicación con motivo de las fiestas navideñas.

El prelado abogó por el establecimiento de "un programa de libertad religiosa con un respeto por la concepción ideológica en función de la religión", e hizo hincapié en la necesidad de que las relaciones entre las dos instituciones, que calificó como "normales y cordiales", vayan "más allá del comportamiento propio de las personas educadas y se establezca un diálogo para eliminar el sentir de confusión que hay en muchos temas".

En este sentido, Salinas se refirió a temas de máxima actualidad como el matrimonio homosexual del que dijo: "No estamos en contra de los gays, pero sí de que la unión liberal de dos personas homosexuales se llame matrimonio", una institución que "nace de la Fe y la expresión cristiana", apuntó. Así, el prelado insistió en "la importancia del compromiso por las políticas familiares y sociales y la necesidad del apoyo del Gobierno".

En lo que se refiere a la eutanasia, el obispo explicó que "no debe relativizarse el concepto de calidad de vida para pensar en la eutanasia", mientras que en lo concerniente a las clases de Religión, Salinas destacó la "importancia de la educación religiosa en las escuelas".

En todo momento, Javier Salinas dejó constancia de que la diócesis de Tortosa "apoya en todas las decisiones a la Conferencia Episcopal Española".